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Sociedad teléfonos celulares | tecnología | Adolescencia

Teléfonos celulares: soltarlos también es difícil para los adultos

La serie Adolescencia abrió otro debate sobre la tecnología. ¿Pueden poner límites a sus hijos personas adultas que no se despegan de sus teléfonos celulares?

Adolescencia, la aclamada serie, planteó —entre otras— la pregunta sobre los usos de la tecnología, puertas de entrada a un mundo virtual inaccesible para los adultos. “Los dispositivos y las redes sociales están claramente diseñados para provocar adicción, especialmente en sentido algorítmico”, sostiene Ana Bloj, doctora en Psicología, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario.

La manipulación surge del propio uso de los teléfonos celulares. “Desde distintos lugares de la red se conocen nuestros intereses, nuestras orientaciones y algorítmicamente se nos inunda con ofertas, especialmente de consumo, pero también de entretenimiento”, sostiene la especialista.

Y si bien la principal preocupación son las infancias y adolescencias —en eso se especializa Bloj—, un informe de Global Statshot Digital publicado en 2024 establece un promedio de seis horas diarias de uso de los teléfonos celulares por cada persona en la Argentina. Esto implica 91 días al año (tres meses).

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La cifra triplica las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que establece no más de dos horas diarias, especialmente para niñas, niños y adolescentes.

Adolescencia y ejemplos

La escena es habitual en el transporte público, en la puerta de las escuelas, hasta en la vía pública: una nena o un nene le hablan a su mamá o a su papá, que está enfrascado en su celular. A veces, contestando mensajes laborales y otras, mirando redes sociales.

De eso se trata la Escuela de Bienestar digital para familias, que en su página web tiene recursos para una “parentalidad digital positiva”.

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Cuando se trata de adolescentes, una recomendación es evitar ser invasivos.

Cuando se trata de adolescentes, una recomendación es evitar ser invasivos.

En el apartado “Educar con el ejemplo” hablan de crear momentos de desconexión y respetarlos (por ejemplo, durante las comidas), así como olvidar el celular en los encuentros con otras personas y priorizar la experiencia antes que las pantallas.

“Enseña de manera práctica y eficiente, pero también subliminal, patrones de conducta positivos”, dicen desde la Escuela, y también proponen: “Mantiene la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, reforzando el contenido y el impacto de la influencia”.

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Bloj lo ejemplifica desde su propia experiencia clínica. “Hemos trabajado con adolescentes que justamente piden que sus padres los escuchen y que dejen de estar conectados al dispositivo, los chicos también piden presencia”, dice la especialista.

“Es una tarea ardua, difícil, porque todos estamos muy capturados, pero yo suelo recomendar que haya un horario del día en el que se corte directamente el internet en las casas para poder encontrarse en la medida de lo posible”, sigue su planteo.

Encuentro y desconexión

No es fácil, por distintos factores. “Utilizamos la tecnología para todo y esto no es tan fácil, pero nos permite a todos cuidarnos de esa dependencia y si no se puede, hay que tratar de no estar con los celulares en la mesa, con pantallas en la mesa para lograr encontrar un momento de encuentro, por cortito que sea”, sigue su recomendación.

Para madres y padres, es importante “estar ahí al lado de los chicos cuando ellos están con los celulares, estar sin los celulares para que ellos sientan que los adultos están en disponibilidad para cuando ellos quieran y puedan acercarse”.

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El uso actual de la tecnología nos deja en una realidad híbrida, en una mezcla de una realidad que llamaríamos material o presencial y de una realidad virtual.

El uso actual de la tecnología nos deja en una realidad híbrida, en una mezcla de una realidad que llamaríamos material o presencial y de una realidad virtual.

Cuando se trata de adolescentes, una recomendación es evitar ser invasivos: “No estarles encima pero sí estar ahí disponibles y para estar disponibles hay que estar desconectados”.

Bloj subraya la importancia de “poder pensar que la función de los adultos referentes hoy es la de producir una inmersión lo más significativa posible en la materialidad del mundo, en el sentir, en el experimentar, en el jugar con el cuerpo, que es otro elemento que queda perdido en el uso de pantallas”.

Y vuelve a la serie de Netflix que conmueve al mundo. “Es tan importante, justamente, para que no pase lo que le pasó a Jaime, que no pudo diferenciar la realidad, no pudo medir los efectos en la realidad de sus actos”.

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Bloj subraya que la historia ficcional de Jamie, el niño de 13 años que comete un crimen en la serie creada por Jack Thorne y Stephen Graham, “da cuenta de que hay un régimen de realidad psíquica que resultó muy frágil y que no le permitió medir incluso el uso de su cuerpo y el uso de su fuerza. Hay un cuerpo ahí que no termina de tener dimensión, que es el propio cuerpo y la resistencia que ofrece el cuerpo de la compañera”

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La Organización Mundial de la Salud recomienda no más de dos horas diarias, especialmente para niñas, niños y adolescentes.

La Organización Mundial de la Salud recomienda no más de dos horas diarias, especialmente para niñas, niños y adolescentes.

—La serie Adolescencia revitalizó el debate sobre los riesgos del uso de dispositivos electrónicos para niños y adolescentes ¿cuáles son los problemas que usted ubica en ese sentido?

—La serie muestra en qué compleja trama se inscribe el uso de los dispositivos electrónicos para niños y adolescentes. Muestra justamente el nivel de complejidad en las condiciones de vida actual dentro de la cual está fuertemente presente la tecnología y cómo ha modificado los modos de vincularse especialmente de las y los adolescentes pero también de los adultos entre sí y también de los niños y niñas entre sí.

Bloj señala que “la tecnología se torna una especie de régimen de vida en el que va a implantarse sobre la vida misma de en este caso los y las adolescentes”.

Un mundo desconocido

En el cuarto capítulo de Adolescencia, los padres sostienen que su hijo, Jamie, se pasaba las horas dentro de su cuatro. “La tecnología como dispositivo, especialmente el celular, es un problema en tanto hace sentir al adulto que el niño o el adolescente está seguro, porque está en casa, cuando en realidad está habitando una multiplicidad de sitios desconocidos muchas veces para los adultos, como puede ser, por ejemplo, en los adolescentes los espacios de apuesta, por dinero en línea”.

No sólo para las adolescencias. “El otro día me comentaban sobre un niño que estaba mirando Peppa Pig, y de golpe en el medio del video aparecen imágenes terroríficas”.

Stephen Graham en Adolescencia, la serie de Netflix.
En la serie Adolescencia, los padres sostienen que su hijo, Jamie, se pasaba las horas dentro de su cuatro.

En la serie Adolescencia, los padres sostienen que su hijo, Jamie, se pasaba las horas dentro de su cuatro.

Esa irrupción se da dentro de los hogares. “Todo esto transcurre mientras estamos en casa y creemos que nuestros hijos están seguros con nosotros, mientras estamos cocinando y un niño de 5 años está mirando un video”.

Lo que considera Bloj es que “el dispositivo genera un engaño”, al generar una “falsa seguridad”.

Otro ejemplo son los desafíos de TikTok, que llegaron a producir suicidios. “Después se van prohibiendo, pero hasta que se prohíben y se miden los riesgos, transcurren por las redes y los chicos escrolean, consumen y tienen impacto directo en el psiquismo”, alerta la especialista.

Realidad híbrida

Una realidad híbrida, ese es el concepto que desarrolla la doctora en Psicología. “El uso actual de la tecnología nos deja en una realidad híbrida, en una mezcla de una realidad que llamaríamos material o presencial y de una realidad virtual”, desarrolla.

“En esa hibridez el sentido de realidad y de materialidad de la vida se va perdiendo, se va diluyendo y llega a generar riesgos como el que aparece en esta película”.

Lo que aclara, también, es que no se trata de algo mecánico. “Esto no quiere decir, y es muy importante tenerlo en cuenta, que todos los adolescentes y las adolescentes van a llegar o van a sostener una conducta de este tipo”.

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Y plantea una crítica el nombre elegido para la elogiada producción audiovisual. “Llamarla así, dejando tan coagulada a la adolescencia en una situación particular, en un caso particular, es un riesgo”.

Lo que considera Bloj es que “se trata de una situación, un caso recortado en un relato de un adolescente. Y esto hay que poder diferenciarlo, que toca problemáticas que tienen que ver con la adolescencia, pero que no son todas las adolescencias de este mundo”.