Pero, así como se pueden unir sin escalas Singapur y Nueva York –distantes a 16.700 kilómetros– en 18 horas y 45 minutos, en la actualidadhay un vuelo en las Islas Británicas que dura apenas un poco más que la carrera de despegue de los modernos Boeing 777 o 787, o los Airbus A350 o A380.
Aunque resulte increíble –y hasta para muchos, disparatado– que se necesite un avión para conectar una isla de solo 600 habitantes con otra donde apenas residen 90, y además ubicadas a solo 2,7 kilómetros de distancia entre ambas, es algo que se materializó a partir de 1967 y, a la fecha, continúa realizándose.
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El archipiélago de Orkney, conformado por unas 70 islas, de las cuales 20 están habitadas, se ubica al norte de Escocia. Dos de ellas, situadas en el extremo norte del archipiélago, son Westray y Papa Westray, donde residen 600 y 90 personas, respectivamente.
Westray y Papa Westray son dos de las islas que conforman el archipiélago de Orkney (Orcadas), al norte de Escocia. A pesar de la cercanía, construir un puente entre ambas es muy caro y, como los ferries son lentos, surgió la necesidad de contar con un vuelo que conectara las nombradas.
Así, operado hace casi seis décadas (que cumplirá en 2027) por la aerolínea regional escocesa Loganair y, con una duración de solo ¡70 segundos! entre un aeródromo y otro, el trayecto aéreo entre Westray y Papa Westray, en el Mar del Norte es, en la actualidad, el vuelo comercial más corto del mundo.
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El mapa indica la localización de los aeródromos de las islas de Westray y Papa Westray, que integran el archipiélago de Orkney, al norte de Escocia.
Conectividad aérea entre las islas
El archipiélago de Orkney, conformado por unas 70 islas, de las cuales 20 están habitadas, se ubica al norte de Escocia. Dos de ellas, situadas en el extremo norte del archipiélago, son Westray y Papa Westray, donde residen 600 y 90 personas, respectivamente.
En general, el archipiélago está escasamente poblado y, la gran mayoría de sus 22.000 habitantes, vive en lo que se conoce –a pesar de su condición insular– como el "continente", por lo que solo unas 4000 personas están radicadas en las islas exteriores, rodeadas por el Mar del Norte.
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La imagen satelital ilustra lo que es el trayecto entre los aeródromos de Westray y Papa Westray, de 2,7 kilómetros, y que sobrevuela la lengua de mar que separa ambas islas.
Obviamente, estas últimas necesitan trasladarse al continente para sus obligaciones diarias pero, como la construcción de puentes entre las islas resultaría excesivamente cara y, los transbordadores que operan en todo el archipiélago, son lentos (un viaje promedia los 25 minutos) y carecen de conexiones directas para continuar hacia otros destinos, la respuesta para estas cuestiones fue cubrir estos trayectos por vía aérea.
Así, la ruta entre Westray y Papa Westray –junto con otras en las distintas islas– fue adjudicada mediante un proceso de licitación por el Orkney Islands Council (Consejo de las Islas Orkney) y, desde 1967, es operado por la empresa escocesa Loganair, la aerolínea regional más grande del Reino Unido, por número de pasajeros y tamaño de su flota, cuya sede se encuentra en el aeropuerto de Glasgow.
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El avión utilizado para cumplir con este servicio es el Britten-Norman BN-2 Islander, de ala alta, con capacidad para ocho pasajeros, impulsado por dos motores Lycoming IO-540-K1B5 de 300 HP cada uno, y cuya velocidad crucero es de 147 nudos (unos 272 km/h). La compañía opera este tramo con dos aeronaves de este tipo, matrículas G-BLDV y G-BPCA.
Esta ruta sería totalmente inviable para el sector privado (la distancia entre los aeródromos de Westray y Papa Westray es de apenas 2,7 kilómetros), ya que no obtendría ningún tipo de beneficios, solo continuas pérdidas.
Por eso y, atendiendo a la necesidad de los habitantes de ambas islas, la misma es subvencionada por ser considerada como una Public Service Obligation (PSO, u Obligación de Servicio Público), una norma vigente en la Unión Europea (UE) y aplicable a los servicios postales, sociales, bancarios, de la energía y el transporte.
Merced a esta PSO, solo una pequeña parte de los ingresos de Loganair se obtiene a través de la venta de tickets y, como completar las plazas de los aviones sería difícil incluso a precios bajísimos, la compañía vuela en esta zona con la modalidad "milk run": literalmente, significa operar sus aeronaves como si fueran un ómnibus o un tren (lo que conocemos como un servicio “lechero”).
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Hay una puerta en la parte delantera derecha del fuselaje de la aeronave, por la que se accede a los cuatro asientos delanteros, y otra en la parte trasera izquierda, utilizada por quienes ocuparán los cuatro asientos traseros.
Por eso, un ticket de ida y vuelta en el día de este vuelo de Loganair cuesta 36 libras esterlinas (unos 51 dólares). También existe una "tarifa turística", donde se pueden elegir los días de regreso, a un valor de 45 libras (63 dólares).
La aerolínea hace siempre una conexión con Kirkwall, la ciudad más poblada y capital del archipiélago de Orkney, ubicada a 23 millas (unos 43 kilómetros) al sur, sobre la isla de Mainland, y enlaces con las de Eday, Stronsay, Sanday y North Ronaldsay.
Apenas 70 segundos en el aire
El aeródromo de Westray tiene una pista de grava (dirección 09/27), de 527 metros y, la de Papa Westray, una de la misma superficie (dirección 04/22), y de igual extensión. Además cuentan con otras de césped, pero más cortas, que se utilizan en el caso que la intensidad de los vientos cruzados impidieran emplear las principales.
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Antes de la puesta en marcha, el comandante del avión repasa con los pasajeros las medidas de seguridad para el vuelo y qué hacer en caso de una emergencia durante el mismo.
Todas las operaciones son diurnas, ya que ambas aeroestaciones no cuentan con la habilitación ni los medios técnicos de ayuda a la navegación como, por ejemplo, un VOR –un radiofaro omnidireccional de VHF–, o pistas balizadas para vuelos nocturnos.
El avión utilizado para cumplir con este servicio es el Britten-Norman BN-2 Islander, de ala alta, con capacidad para ocho pasajeros, impulsado por dos motores Lycoming IO-540-K1B5 de 300 HP cada uno, y cuya velocidad crucero es de 147 nudos (unos 272 km/h). La compañía opera este tramo con dos aeronaves de este tipo, matrículas G-BLDV y G-BPCA.
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Como el trayecto es tan corto, el avión normalmente no supera los 400 pies (unos 122 metros) de altitud durante el vuelo ya que, en unos 30 o 40 segundos, comenzará con el descenso y la aproximación final hacia la pista de su aeródromo de destino. Los ferries demoran unos 25 minutos para el cruce, que el avión completa en solo dos.
Hay una puerta en la parte delantera derecha del fuselaje de la aeronave, por la que se accede a los cuatro asientos delanteros, y otra en la parte trasera izquierda, utilizada por quienes ocuparán los cuatro asientos traseros.
Además, el tren de aterrizaje es fijo (no se retrae); la capacidad de sus tanques de combustible es de 492 litros (consume unos 90 por hora, 45 por cada ala) y, el peso máximo total de despegue, es de 6600 libras (2994 kilos).
La cabina no cuenta con una separación con el cockpit (por la cercanía entre el piloto y los pasajeros parece un ómnibus muy angosto) y, antes de la puesta en marcha, el comandante repasa las medidas de seguridad para el vuelo y qué hacer en caso de una emergencia.
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A diferencia de los vuelos comerciales convencionales, los pasajeros pueden apreciar cómo el piloto opera la aeronave en todo momento, desde el despegue hasta el aterrizaje, incluidos los rodajes.
Con los motores encendidos y, completados todos los chequeos del avión, comienza un corto rodaje hacia la cabecera que esté en uso. Por increíble que resulte, un pasajero puede ver por la ventanilla dónde va a aterrizar (en la isla vecina) incluso antes del decolaje.
Ya ubicados en la cabecera, comienza la carrera de despegue y, dependiendo del peso, cuando la aeronave alcanza los 60 o 65 nudos (entre 112 y 120 km/h), el piloto inicia la rotación –cuando la rueda de la nariz se despega del piso– y, a continuación, comienza el ascenso aumentando su velocidad.
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La cabina no cuenta con una separación con el cockpit (por la cercanía entre el piloto y los pasajeros parece un ómnibus muy angosto). Por increíble que resulte, un pasajero puede ver por la ventanilla dónde va a aterrizar (en la isla vecina) incluso antes del decolaje.
Como el trayecto es tan corto, el avión normalmente no supera los 400 pies (unos 122 metros) de altitud durante el vuelo ya que, en unos 30 o 40 segundos, comenzará con el descenso y la aproximación final hacia la pista de su aeródromo de destino.
El Britten-Norman BN-2 Islander es especialmente apto para este tipo de vuelos y, por sus características particulares, despega y aterriza en cortas distancias. Por caso, puede detenerse completamente en solo 300 metros.
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Esta foto, tomada desde la pista de Papa Westary, muestra al avión en su aproximación final para aterrizar en la misma y, en el círculo, alcanza a apreciarse el aeródromo de Westray, desde donde despegó.
Contando a partir del rodaje en el aeródromo de partida hacia la pista, el despegue, el vuelo, el aterrizaje, el rodaje hacia la plataforma de destino y el arribo, no transcurren más de dos minutos, o 120 segundos, 70 de ellos en el aire. Así, el Guinness World Records lo registra como el vuelo comercial más corto del mundo.
El trayecto de 2,7 kilómetros para unir ambas islas por vía aérea es casi igual a la extensión de la pista del aeropuerto de Edinburgo, Escocia, de 2556 metros, pero bastante menor que las de Heathrow, en Londres, de 3902 y 3660 metros.
Es más: según la meteorología, en un día con vientos favorables y volando con menor peso (pocos pasajeros y equipaje), el tiempo en el aire es de ¡53 segundos!
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Según la meteorología, en un día con vientos favorables y volando con menor peso (pocos pasajeros y equipaje), el tiempo en el aire es de ¡53 segundos! Esta marca fue establecida por el comandante Stuart Linklater (foto), quien realizó el cruce entre ambos aeródromos unas 12.000 veces antes de jubilarse en 2017.
Esta marca fue establecida por el comandante Stuart Linklater, quien realizó el cruce entre ambos aeródromos unas 12.000 veces antes de jubilarse en 2017.
Los vuelos entre Westray y Papa Westray se realizan todos los días en ambas direcciones, excepto los sábados, cuando solo están disponibles vuelos de Westray a Papa Westray y, los domingos, en sentido inverso.
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El 31 de octubre de 2016, Anne Rendall (foto), del Royal Bank of Scotland, se convirtió en el pasajero un millón que completó este trayecto. Rendall realizó más de 10.000 viajes empleando este servicio, atendiendo sus obligaciones laborales.
El 31 de octubre de 2016, Anne Rendall, del Royal Bank of Scotland, se convirtió en el pasajero un millón que completó este trayecto. "Es fantástico poder ayudar a marcar este hito del vuelo”, dijo Rendall, quien realizó más de 10.000 viajes empleando este servicio, visitando comunidades isleñas en Orkney y atendiendo sus obligaciones laborales. Por lejos, es una de las pasajeras frecuentes de esta empresa.
Jonathan Hinkles, director gerente de Loganair, dijo: "La ruta es una joya en nuestra red y es conocida en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de su fama, es un servicio vital y esencial para la gente de Orkney, que conecta las islas individuales a través de un conveniente enlace aéreo”.
Y completó: "Es utilizado por profesores, médicos, policías y alumnos de la escuela, ayudándolos a realizar sus rutinas diarias con facilidad y sencillez”.
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Absolutamente a todos los turistas que llegan para vivir esta particular experiencia, se les extiende el certificado de que completaron vía aérea el trayecto Westray-Papa Westray, el vuelo comercial más corto del mundo.
Aunque la ruta se diseñó con el fin de conectar todas las islas pequeñas del archipiélago, y que los pocos habitantes que viven en cada una pudieran trasladarse fácilmente y estar comunicados, en los últimos años se incrementó la llegada de turistas, quienes desean realizar este vuelo y, además, conocer estas remotas islas escocesas, que poseen una gran riqueza natural e histórica.
Por ejemplo, en Papa Westray se encuentra la casa más antigua de Europa, la Knap of Howar, ubicada en una granja neolítica y construida en piedra hace más de 5500 años.
Eso sí: absolutamente todos los visitantes regresan con el certificado de que completaron vía aérea el trayecto Westray-Papa Westray, el vuelo comercial más corto del mundo, una experiencia que, cada día, atrae a más interesados en vivirla.
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