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Sociedad Santa Fe | Alto Verde |

El Roperito en Santa Fe: donar, comprar y ayudar

En una casa blanca y pequeña del barrio sur, cuelga un cartel que dice “Amar y Servir”. De eso se trata esta nota, con la particularidad que todos podemos formar parte de alguna manera.

Hace 10 años que Manos Abiertas está en Santa Fe y al año de su apertura se creó El Roperito. La idea es maravillosa. Diariamente llegan donaciones con objetos variados que se ofrecen al público a muy bajo costo. Todo lo recaudado va para las obras de la fundación, en especial a la escuela de oficios que funciona en Alto Verde.

Son 50 voluntarias que en grupos de 6 van rotando diariamente. No es una condición ser católicos para formar parte, sino tener deseos de ayudar al prójimo.

En 3 de febrero 2472, se abren las puertas de lunes a viernes de 10 a 12.30 y los jueves y viernes de 16 a 18.30. Es modelo en nuestro país, ya que es en el único sitio donde funciona con esta continuidad.

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Hay todo tipo de objetos: bijouterie, calzado, ropa, electrodomésticos, juguetes, etc.

Hay todo tipo de objetos: bijouterie, calzado, ropa, electrodomésticos, juguetes, etc.

Una casita siempre llena

El timbre suena constantemente y la gente entra ilusionada por encontrar aquello que necesita. Hay todo tipo de objetos: bijouterie, calzado, ropa, electrodomésticos, juguetes, etc. ordenado en distintas habitaciones. En un rincón me siento a conversar con una de sus referentes, María Sarsotti.

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La gente entra ilusionada por encontrar aquello que necesita.

La gente entra ilusionada por encontrar aquello que necesita.

María se integró a la obra hace 4 años, “alquilamos este lugar que es también sede de Manos. Sentimos que nuestra labor va más allá de vender productos; implica atender a la gente, escucharlos, ver cuáles son sus necesidades y si podemos, ayudarlos a encontrar lo que necesitan".

Y añade: "Nuestro objetivo es que se sumen personas para poder abrir lunes, martes y miércoles de tarde. El trabajo es mucho, pero placentero. Donar nuestro tiempo para una buena causa nos da felicidad. Hay una magia especial en el grupo. No nos conocíamos y hoy somos muy compañeras. Llegamos y luego nadie se quiere ir”, comenta María entusiasmada.

Y cada cosa encuentra su lugar

La puerta se abre y mujeres con una amplia sonrisa tratan de conseguir de alguna manera lo requerido. También están a disposición para trasladar y buscar lo que sea.

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La puerta se abre y mujeres con una amplia sonrisa tratan de conseguir de alguna manera lo requerido.

La puerta se abre y mujeres con una amplia sonrisa tratan de conseguir de alguna manera lo requerido.

“Nuestro lema es a nada decirle que no. Recibimos todo tipo de donaciones. Es muy importante para la gente donar algo, hay veces que son de un familiar fallecido y lo entregan con todo el cariño del mundo", explican."

"Tenemos un sistema armado en distintas redes. En un grupo llamado Mesa Ampliada, hay referentes de distintas obras y ofrecemos lo que llega. Por ejemplo, un ropero lo vendemos a 30 o 50 mil pesos, tal vez hay voluntarios que lo necesitan o señoras del grupo que trabajan en Alto Verde y van preguntando si alguien lo quiere”.

Cuando llegan objetos se hace una revisión minuciosa; lo que no se puede vender lo llevan al galpón central de Cáritas y desde ahí se reparte a las Cáritas parroquiales en bolsas seleccionadas por mujer, hombre y niños. Otras cosas se destinan a los EcoPuntos de reciclado.

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Algunas voluntarias se encargan de lavar la ropa a mano y dejarla impecable para vender.

Algunas voluntarias se encargan de lavar la ropa a mano y dejarla impecable para vender.

María nos cuenta que el trabajo continúa en casa, “ya que algunas voluntarias se encargan de lavar la ropa a mano y dejarla impecable para vender”.

Otra parte de la fundación la compone el taller de Alto Verde. Son mujeres que cosen y hacen manualidades, “a ellas les mandamos telas o ropa para arreglar y luego vender.

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Se reciben donaciones de todo tipo.

Se reciben donaciones de todo tipo.

Con otros objetos el grupo Ideas desarrollan juegos para los niños del Hospital, “aquí nada se tira ni se desperdicia, es un círculo, cada cosa encuentra su lugarcito a donde ir a parar” agrega María.

Un lugar bendecido

Todos los días llegan al Roperito bolsas para abrir, ordenar y ubicar. Nunca ha estado vacío y en eso tiene mucho que ver la solidaridad del santafesino. “Vienen muchas personas a comprar ya que los precios son muy accesibles, van desde 300 pesos a 4 mil, pero no más que eso", dijo.

"A la ropa no la guardamos de una temporada a otra, a medida que van quedando las vendemos como dos por uno, así las prendas no se pasan de moda”.

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Todos los días llegan al Roperito bolsas para abrir, ordenar y ubicar.

Todos los días llegan al Roperito bolsas para abrir, ordenar y ubicar.

Lo bueno de la obra es que quien viene puede comprar lo que le gusta y necesita. Esto los dignifica, no sienten que les regalan las cosas, sino que las obtienen con sus recursos.

María se sumó a Manos Abiertas movida por el deseo de hacer algo por quienes más necesitan. “En la feria encontré el lugar indicado para mí y no lo cambio. Tal vez el día de mañana trabaje en otro voluntariado porque es bueno ir rotando”.

Se emociona hasta las lágrimas al definir lo que significa esta labor en su vida. “Es mucho más lo que uno se lleva, que lo que da. Al ver diariamente otras realidades, te cambia la mirada; le das importancia a las cosas que realmente la tienen. Aprendes a valorar y agradecer. Siempre digo nunca es tarde, pero qué lástima no haberme dado cuenta antes. Ya no soy tan exigente con algunas cosas, hoy vivo desde el alma. La cotidianidad sigue siendo la misma, pero al cambiar uno, todo cambia”.