Los 451 años de la ciudad de Santa Fe permiten un reencuentro con su historia, como fueron la Aerosilla, el complejo Piedras Blancas y Puerto de Palos.
Los 451 años de la ciudad de Santa Fe permiten un reencuentro con su historia.
La ciudad de Santa Fe celebra 451 años de historia y crecimiento, una ocasión especial para que los santafesinos redescubran los espacios que marcaron su identidad y que representan un legado invaluable en el país.
Entre estos lugares, la emblemática aerosilla de costanera santafesina, piedras blancas y la confitería conocida como Puerto de Palos se destaca como un símbolo en la historia de la ciudad, que generaron memorias y recuerdos imborrables en quienes la vivieron.
A principios de los años 80, el paseo costero ofrecía un atractivo conjunto de opciones de entretenimiento: la Aerosilla, el complejo Piedras Blancas y la confitería Puerto de Palos formaban un tridente popular y lleno de encanto. Estos espacios se ubicaban a la vera de la Laguna Setúbal, regalando postales de ensueño con la icónica vista del faro y el puente colgante.
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La Aerosilla fue una de las atracciones más recordadas de la costanera. Operó entre 1980 y 1982 y ofrecía un breve recorrido de 500 metros que cruzaba la Laguna Setúbal a la altura del faro, regalando a los pasajeros una vista inigualable.
Aunque su funcionamiento duró pocos años, quedó en la memoria de quienes disfrutaron de esta experiencia única, apreciando el paisaje natural y urbano que distingue a Santa Fe. Este recorrido de apenas medio kilómetro permitió a los visitantes capturar el encanto de la laguna y la majestuosidad del puente colgante.
Otra de las joyas de la época fue el complejo Piedras Blancas, una playa que además de ofrecer arena y sol, contaba con una importante infraestructura. Allí se encontraban cabañas con tejas, fuentes y hasta un estanque con gansos, un entorno que creaba un clima único de descanso y esparcimiento.
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Puerto de Palos era una confitería situada en un punto estratégico de la costanera, y supo resistir el paso del tiempo, incluso después de la histórica crecida del río Paraná. A principios de los años 90, este lugar tuvo un renacer que le permitió vivir un último periodo de esplendor, convirtiéndose en un espacio popular para ver el amanecer, reunirse con amigos y disfrutar de un ambiente único.
Sin embargo, el ciclo de Puerto de Palos llegó a su fin en 1995, y finalmente, en el año 2000, la estructura fue demolida. Hoy, en su lugar se erige un mirador que atrae tanto a santafesinos como a visitantes, quienes se acercan a disfrutar de la tranquilidad, el paisaje y la pesca.
