Incluye dispositivos de inmovilización de bajo riesgo letal, que se utilizan en más de 100 países.
“Estas armas transmiten una intensidad de corriente mucho menor que la de un desfibrilador, incluso son seguras en personas con marcapasos”, explicó Armando Faraoni, subsecretario de Tecnología y Equipamiento.
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En paralelo, se adquirirán 100 armas de CO: 50 pistolas, 30 rifles y 20 rifles con tolva. Estas lanzan proyectiles cinéticos de polímero, huecos o rellenos con sustancias irritantes. Están pensadas para disuadir situaciones de riesgo sin recurrir al uso de armas de fuego.
Qué función cumplen las bodycam en los operativos
Junto con el armamento, el gobierno sumará cámaras corporales que se activan automáticamente 15 segundos antes del disparo, grabando todo lo ocurrido desde antes de que se desenfunde el arma.
“Estas cámaras permiten controlar si el arma fue usada correctamente y protegen al efectivo ante falsas denuncias”, detalló Faraoni.
Además, las bodycam se sincronizan con las de otros agentes cercanos, generando un registro audiovisual desde múltiples ángulos del operativo.
Capacitación obligatoria y protocolos de uso
El uso de estas herramientas estará acompañado por capacitaciones específicas y la implementación de protocolos de actuación para evitar abusos. Las pistolas contarán con una "caja negra" que registra:
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Momento en que se desenfunda el arma.
Tensión e intensidad de corriente aplicada.
Información del impacto de los dardos.
Todo esto, junto al video registrado por la bodycam, permitirá auditar cada intervención.
Uso gradual de la fuerza y portación cruzada
Faraoni aclaró que los agentes portarán ambos tipos de armas de forma cruzada: la de fuego en el lado hábil y la de electroshock en el lado opuesto. El agente deberá elegir cuál usar según el grado de la situación, respetando el escalonamiento en el uso de la fuerza.
“Lo ideal es empezar siempre de menor a mayor. Por eso es clave la formación del personal”, concluyó el funcionario.