Este proyecto, impulsado por el padre Olidio Panigo en conjunto con la Asociación Civil El Buen Samaritano, cuenta con el apoyo de la Agencia de Prevención de Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecod), y forma parte de una red que tiene 16 sedes en toda la provincia.
En diálogo con Luis Mino, Panigo destacó que la demanda de jóvenes que buscan ayuda ha crecido considerablemente, lo que ha generado la necesidad de ampliar las instalaciones. "La demanda de chicos va creciendo y no tenemos lugar para albergar a todos", afirmó el sacerdote. Por esta razón, la Casa Francisco Javier está en proceso de ampliación, con obras que comenzaron esta semana y que incluirán la construcción de nuevos ambientes y dos baños, lo que permitirá albergar a más jóvenes en los próximos meses.
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¿Cómo funciona el programa de recuperación?
El programa terapéutico que ofrece la Casa del Buen Samaritano está dividido en cuatro etapas: prevención, intervención social, rehabilitación y reinserción en la sociedad. Actualmente, la casa tiene capacidad para ocho personas y, en este momento, alberga a dos jóvenes que están atravesando la primera etapa de su tratamiento.
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El padre Panigo confirmó que ante la demanda tienen que ampliar la vivienda.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
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Este esfuerzo, que ha sido bien recibido por la comunidad, se posiciona como una opción fundamental en el abordaje de las adicciones, proporcionando un entorno de contención y esperanza para quienes luchan contra el consumo problemático de sustancias.