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Salud cáncer de mama |

El desafío de afrontar el cáncer de mama en el embarazo: la inspiradora lucha de Antonela

Antonela Bongiovani es una joven mujer que durante su segundo embarazo fue diagnosticada con cáncer de mama. En pandemia, afrontó el tratamiento oncológico con el coraje que le daba saber que Ámbar iba a ser su gran compañera en todo este viaje.

"Recibir la noticia nunca es fácil, es desalentadora, en un entorno que veníamos de mucha alegría. Estábamos recién casados y esperando a la beba", cuenta Antonela sobre ese momento que nunca pensó, le tocaría vivir.

El relato está lleno de colores, anécdotas y una red de personas que la sostuvieron a lo largo de su tratamiento y se convirtieron en pilares para su bienestar.

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Antonela fue diagnosticada con cáncer de mama a principio de 2020, su embarazo transcurripo entre cirugías y sesiones de quimioterapia.

Antonela fue diagnosticada con cáncer de mama a principio de 2020, su embarazo transcurripo entre cirugías y sesiones de quimioterapia.

Antes de recibir el diagnóstico de cáncer de mama, Antonela y su médica controlaban el crecimiento de un quiste, que hasta ese momento tenía todos los signos de ser benigno. En febrero llegó el momento de extraerlo porque molestaba demasiado, detrás de eso se escondía la mala noticia.

Luego de la operación, su médica sale de vacaciones y su caso es derivado a otra especialista. El día en que acudió al consultorio para recibir los resultados de la biopsia del quiste quedó marcado en su memoria.

Me sienta, me toma la mano, me mira a los ojos y me dice "es cáncer". La quedé mirando sin saber qué me estaba diciendo”, recuerda la protagonista de la historia.

"Recibir el diagnóstico fue duro, lo primero que se me vino a la cabeza fue "no pongo en riesgo al bebé", enumera. La decisión de afrontar el tratamiento de esa manera estuvo acompañada por su esposo, los médicos y la familia.

Un diagnóstico ensombrecedor

"A palabras de la doctora me había tocado lo peor", recalcó. La decisión era urgente, extirpar todo lo que se pudiera, no había tiempo de hacer pruebas, sobre todo con su bebé en la panza.

"Cuando ella me dice, "no tenemos tiempo" la freno en seco y le digo todo lo que vos me propongas, no tiene que poner en riesgo al bebe, sino que no tenemos más nada que conversar", agregó Antonela que siempre puso en primer plano la salud y el bienestar de su bebé.

A pesar de la urgencia, la médica no dejó que la paciente decidiera por sí sola. "Yo iba como topadora. Me dijo que era urgente, pero me dijo "no podés tomar la decisión sola" y la verdad fue muy atinada porque no era solo que decidía por mí", valoró.

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El respaldo de su familia y de los médicos fue esencial para llevar adelante todo el proceso.

El respaldo de su familia y de los médicos fue esencial para llevar adelante todo el proceso.

En ese momento y delante de la médica, llamó a Guillermo, su marido, para contarle lo que estaba sucediendo, una decisión que hoy califica como "acertada" porque colaboró a afrontar el proceso.

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Era marzo de 2020 y en medio del inicio de la pandemia de Covid-19, Antonela fue sometida a una mastectomía radical en la que también extirparon la línea ganglionar. Tanto cuando le sacaron el quiste, como en esta última intervención, se dormía y despertaba mirando a su bebé en el monitor.

Uno de los aspectos que más valoró son la empatía y el acompañamiento que recibió en todo momento de parte de los profesionales. En medio del encierro por la pandemia, comenzaron las sesiones de quimioterapia, su familia estaba a 100 kilómetros de distancia y esto dificultaba que pudiera contar con su acompañamiento.

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Antonela y Ámbar hoy comparten gran parte de su tiempo.

Antonela y Ámbar hoy comparten gran parte de su tiempo.

El préstamo de un libro cambió la perspectiva de Antonela, el título de la obra es "La magia", de Rhonda Byrne. Este le permitió ver que la magia está en ser agradecidos por lo que se tiene y toca atravesar. "Yo tuve que abrazar la enfermedad y decir "yo con esto puedo", gracias a esto pasaron un sinfín de cosas en mi vida, gente nueva y otra que tenía que salir y aprovechó el momento".

Quitarle la tristeza al tratamiento

Las sesiones de quimioterapia la llevaron a conocer las historias de otros pacientes, algunos reincidentes, otros solitarios que cuando la veían ingresar a la sala se sorprendían. "Yo entraba pelada, embarazada y ojerosa haciendo algún chiste con la bolsa de los medicamentos. — recuerda— Yo tomé la enfermedad preguntándome "qué hago con esto".

Antonela cuenta agradecida que una de las personas que más llevó tranquilidad fue la exesposa de su marido, también doctora. "Ella fue la que nos dio tranquilidad sobre la quimioterapia respecto a que no le iba a pasar nada a la bebé".

La paciente empezó a nombrar la palabra "cáncer" cuando se quedó pelada. Fue en ese momento que tuvo que explicar al resto lo que estaba atravesando. "Mientras tanto tuve la entereza suficiente. Nunca me descompuse, por ejemplo, que fue algo que llamó la atención. No tuve consecuencias de embarazo ni de tratamiento, siendo que cursaba las dos cosas juntas", recalca despojando de cualquier tono lúgubre su relato.

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A pocos meses de haber iniciado la quimio llegó Ámbar, la bebé nació el 4 de agosto de 2020. "A mamá le gustan las flores, le encanta cultivar plantas", cuenta la nena. Hoy es la gran compañera de su mamá que decidió dejar de lado su profesión para dedicarse a la organización de eventos para chicos.

A modo de mensaje, Antonela asegura que el cáncer no se puede prevenir, pero sí puede evitarse que sea catastrófico. “Los controles son fundamentales, hay que tener mucha simpatía con quien lo padece, porque no sabemos cómo le tocó ese día, hoy puede estar entero o no. A mí me tocó procesarlo dos años después, es muy gracioso, pero es así. Me sirvió mucho ponerle el cuerpo y no la mente, yo le puse el cuerpo, hice lo que tenía que hacer. La mente la ocupé en otras cosas que me daban calma y paz”.

Esta historia es un ejemplo de cómo un diagnóstico traumático se convirtió en un proceso que consolidó los vínculos que ya existían y forjó nuevos lazos que se sostienen cuatro años más tarde.