"Comenzamos a hacer clínicas en las 12 ciudades con más movimiento en moto, donde llegamos a más de mil motociclistas. Les entregamos un casco nuevo a cambio del casco viejo, roto o en malas condiciones, porque ese casco ya no protege", destacó Kelman.
Las clínicas tienen una duración de tres horas y media y enseñan técnicas básicas de conducción. Este año, además, se está formando a “formadores” en cada una de estas ciudades. "Los intendentes nos pusieron personas a disposición, los estamos formando con más de 20 horas presenciales y seis virtuales", explicó Kelman.
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Estos formadores serán los encargados de continuar las clínicas, trabajando con distintos grupos: desde jóvenes que tramitan su primera licencia, estudiantes de sexto año, empleados de fábricas, hasta infractores y reincidentes. Para facilitar esta tarea, los municipios aportaron motos a disposición.
Aprendizajes y desafíos de los motociclistas
Durante las clínicas, los participantes reconocen la necesidad de mejorar en aspectos básicos de la conducción. “Muchos manejan hace años, pero recién ahora aprenden a usar correctamente el freno, el embrague y la frenada”, contó Kelman.
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El funcionario destacó que la cantidad de motos aumentó considerablemente tras la pandemia y que la APSV tiene el desafío de incluir a estos nuevos usuarios en la seguridad vial. "Tenemos que enseñarles, multarlos, sancionarlos y sobre todo obligarlos a usar casco. La idea es brindar todas las herramientas para que circulen con más seguridad", concluyó.
Desde el mes próximo, las clínicas se extenderán a 20 ciudades más, sumando un total de 33 localidades con formación en conducción segura para motociclistas.