El exjefe de la barra brava de Rosario Central había puesto a este hombre –según lo reveló a los investigadores judiciales- en el lote de los que planeaban matarlo. Pillín había sido blanco de un ataque a balazos el 9 de agosto en el parque Alem, después del clásico entre Rosario Central y Newell’s, el epílogo de su ejecución junto con Ricardo Attardo el 9 de noviembre pasado a tres cuadras del Gigante de Arroyito.
En las dos charlas que mantuvo con este periodista, el 13 de agosto y el 23 de octubre, Bracamonte nunca nombró a Contreras. Puso en el lote de quienes pretendían matarlo a Los Menores y a Matías Gazzani. Dijo que este último gozaba de protección, ya que nadie lo podía detener y se movía en un Mercedes Benz por la ciudad y por Buenos Aires.
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La duda que quedó flotando tras su muerte es si manejaba información errónea y en realidad se refería a Contreras, a quien sí habría mencionado ante los investigadores del MPA. Pero aún no hay ninguna pista que ligue a este joven con el asesinato de Pillín y Rana Attardo.
Antes del crimen de Bracamonte, Licha o Limón, como apodan a Contreras, era un fantasma. El viernes fue imputado por la fiscal Georgina Pairola, que realizó una amplia investigación en el que liga a Contreras con dos sectores disidentes de Los Monos, uno liderado por Leandro Vilches y otro por Pablo Nicolás Camino y Rodolfo Masini, quienes están todos presos. También advirtió que este sector criminal tiene relación con la banda de Los Menores, de barrio 7 de setiembre.
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Andrés Pillín Bracamonte fue ejecutado de cinco balazos el 9 de noviembre pasado.
El único que estaba en libertad era Contreras, que vivía desde fines de 2022 en el country San Sebastián, en Pilar, provincia de Buenos Aires. Ese lugar con lagunas artificiales y carpinchos que pasean por los lotes, Licha había fijado –según se describió en la audiencia del viernes pasado- su domicilio porque estaba en libertad condicional. Se lo hizo saber a la propia justicia en ese momento. El 7 de diciembre pasado fue detenido por efectivos de la Policía Federal en inmediaciones del country, donde alquilaba una casa.
A Contreras lo acusan de ser el jefe de una asociación ilícita, que está compuesta por otros miembros de Los Monos, como Vilches, Camino y Masini, que se habrían abierto de la línea fundadora de Máximo Ariel Cantero, alias Guille, preso en el penal de Marcos Paz. La extensa imputación contra Licha no logra definir con claridad cuáles eran las maniobras delictivas que llevaba adelante. Queda en el aire la sospecha de que podría tratarse de un joven que tenía habilidades para manejar el dinero narco, porque no aparecen vínculos con episodios violentos ligados directamente a él, y que contaba con protección de sectores de la policía, que le suministraban información calificada. En ese capítulo aparece Jonatan Garraza, suboficial de la Policía, como un punto clave. Este hombre se encuentra actualmente prófugo. La fiscal Pairola señaló también que Alexis Romero, uno de los integrantes de esta organización, reenviaba con su teléfono celular información sobre allanamientos y operativos policiales que se iban a realizar.
Lo extraño de esta trama es que el sobrenombre de Contreras empieza a ser visible en mensajes que aparecen en balaceras. Son los propios integrantes de la banda de Los Monos, ligados a Guille, los que primero ponen lo ponen en evidencia, lo que hace suponer –de acuerdo a la investigación- que hay una grieta en esa organización criminal.
El 29 de julio de 2023 balearon la subcomisaría 26ª en Villa Gobernador Gálvez, donde en la puerta dejaron una nota. Los textos, mal escritos y con errores gramaticales, escondían mensajes más profundos. “Erik Masini dejá de batir la cana. Vos, el Licha, de Donado, que está en Funes, igual que Matías Gassani dejen de batirla con la AIC (Agencia de Investigación Criminal) para confinar a los pibes. Ya ni orgullo tienen de mafia, quebrados, viven pagando en Rawson. Dejen de batirla en Crónica… decile al Chaqueño Fabio Jiménez, Leandro Vilches, Nico Camino, Andi Benítez que se paren de mano sin batirla ni matar gente inocente y sin la policía vigilantes”.
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Durante varios meses, en varios ataques a balazos, como ocurrió en la sede de la PDI, en estaciones de servicio, entre otros sitios, aparecieron mensajes que hacían referencia a este sector criminal, que “operaba” desde la cárcel de Rawson, y que era un desprendimiento de la banda de Los Monos. Las balas sólo eran la atracción para que quedaran expuestos en los medios de prensa esos mensajes y dejar expuestos los nombres de los rivales. Se sospecha que el trasfondo de esta trama tiene que ver con el manejo de la venta de drogas y otros negocios criminales.
En un primer momento, el nombre de Contreras queda expuesto por esta tensión intestina en la banda de Los Monos, y luego por Bracamonte. No aparece en ninguna investigación policial o judicial. Es el propio crimen organizado el que juega, algo peligroso si eso después se traslada a lo institucional.
La sospecha de la fiscal Pairola es que Contreras contaba con protección policial, y ese recurso le garantizaba cierta inmunidad. A partir del ataque a balazos a la subcomisaría 26º de Villa Gobernador Gálvez, en el que un sector de Los Monos dejó expuestos a sus rivales, entre ellos a “Licha de Donado que está en Funes”, los investigadores se encontraron que Contreras tenía un vínculo con un agente de la exAIC que se hacía llamar Jonatan Gavia.
En realidad, era Jonatan Garraza, actualmente prófugo. Este suboficial protagonizó el 13 de noviembre pasado un episodio extraño. Los agentes de la Tropa de Operaciones Especiales lo confundieron con Contreras. El policía se movía en un Audi A1 y había ido a visitar, junto con Ramiro Escalante, también actualmente prófugo, a Ornella Dipietri, expareja de Licha. Los agentes de la TOA pensaron que era Contreras. Los detuvieron por unas horas, pero después quedaron en libertad. El secuestro del celular de Garraza habría sido clave para detener a Contreras en el country San Sebastián, en Pilar. Sin embargo, era el lugar donde Contreras había fijado como domicilio cuando le otorgaron la libertad condicional.
La extensa imputación con decenas de nombres y episodios colaterales no logra construir un perfil de Contreras, del que se conoce muy poco. Para gestionar su libertad condicional por una condena en 2015 a seis años y 10 meses de prisión, por robo calificado, este hombre de 30 años presentó que tenía ingresos por trabajar en la empresa Odontotecnicaba SRL, que tiene sede en Monte Grande, Esteban Echeverría, y fue creada en mayo de 2023.
Contreras tiene relaciones que llamaron la atención a los investigadores, pero que aún no se pudieron dimensionar sobre cuál sería el objetivo de esos nexos. Una de las ellas es con Juan Ignacio Suris, a partir de que tiene autorización para conducir una camioneta Volkswagen Amarok Extreme, registrada en agosto de 2023 en Corrientes.
Juan Ignacio Suris, condenado por narcotráfico y exsocio del valijero “K” Leonardo Fariña, fue arrestado en Santa Fe. El asesor financiero, expareja de la vedette uruguaya Mónica Farro, había sido condenado a seis años de prisión en un juicio abreviado en el que admitió haber integrado una banda de narcotraficantes que operaba en Bahía Blanca.
Suris, que trascendió en los medios por ser el novio de la vedete Mónica Farro y cercano al financista Leonardo Fariña, fue condenado por narcotráfico y por tener una usina de facturas truchas en Bahía Blanca. Su segunda detención se produjo en noviembre de 2023 en Esperanza, provincia de Santa Fe. Más allá de la camioneta se presume que Contreras tenía una relación con este hombre, pero aún está verde qué los unía. En los peritajes de teléfonos aparece que integrantes de la banda viajan a Bahía Blanca, donde tenía su base Suris.
Contreras también se movía en el country San Sebastián con un Mercedes GLE400 Matic y un BMW M3. Y en el segundo auto viajó a Pinamar en octubre de 2023, junto con otros miembros de la organización, entre ellos, el policía Garraza, Matías Gazzani, y Enzo Benítez, todos prófugos.