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Policiales sicario | Rosario | Los Monos

La historia del sicario Andy Benítez, vinculado a Los Monos, que ordenó matar a ocho personas desde la cárcel en Rosario

Trabajaba para Los Monos en Rosario, donde planeó varias ejecuciones en menos de dos años, entre ellas, las de un chofer de colectivos que era inocente. Esta semana, el fiscal Gastón Ávila imputó a Benítez como el autor intelectual del homicidio.

El crimen del colectivero César Roldán, que ocurrió el sábado 3 de diciembre de 2023, fue la precuela de los cuatro crímenes “narcoterroristas” –como los calificó el gobierno- que tres meses después generaron pánico en Rosario, cuando sicarios, en su mayoría menores de edad, salieron a matar a gente al azar. El artífice de la muerte de este chofer fue Andrés Benítez, un narco estaba preso y trabajaba para un sector de Los Monos. Desde la cárcel, reclutaba sicarios menores de edad para hacer funcionar la maquinaria de la muerte: ordenó ejecutar–según detectaron los investigadores- a ocho personas en un lapso de dos años.

Roldán fue el primer eslabón de esa cadena de muertes que buscó provocar conmoción, en un contexto político nuevo: una semana más tarde asumiría Javier Milei en la presidencia y Maximiliano Pullaro en la gobernación de Santa Fe, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desplegaría el llamado plan Bandera para apoyar el combate contra la violencia y el narcotráfico.

Después de una extensa investigación, el fiscal Gastón Ávila acusó a Andrés Benítez como el instigador del homicidio del chofer César Roldán, que manejaba un ómnibus de la línea 116. Este joven que estaba preso desde 2020 en el penal de Piñero ordenó a dos menores de edad llevar adelante el crimen, que no tenía un objetivo definido. La orden era salir a matar por matar, una misión terrible que sólo tenía como premisa dejar un mensaje contra otra facción narco que disputaba el territorio en el oeste rosarino.

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Esta terrorífica metodología de matar al azar, para sembrar pánico y pasar un recado a otra banda, se transformó luego en una maquinaria, que tanto el gobierno de Santa Fe como el Ministerio de Seguridad de la Nación calificaron como “narcoterrorista”. En marzo de 2024 fueron ejecutados los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, el chofer de la línea K Marcos Daloia y el playero de una estación de servicio Bruno Bussanich.

Este escenario complejo provocó que se reforzara el plan Bandera, con mayor cantidad de agentes federales desplegados en cuatro zonas calientes de la ciudad. Las investigaciones en la Fiscalía de Rosario terminaron en diciembre de 2024 con la identificación de los autores materiales. Según explicó en su momento en fiscal Patricio Saldutti esa serie de asesinatos tuvieron como objetivo romper los controles y restricciones que se habían aplicado en las cárceles. También determinaron que Alejandro Núñez, alias Chucky Monedita, y su pareja Brenda Pared, ambos detenidos, fueron quienes planearon esta seguidilla de homicidios. Detrás de toda esta trama aparecen otros jugadores que están por arriba de estos narcos rústicos y precarios, como es Esteban Alvarado, preso actualmente en un régimen de aislamiento en el penal de Ezeiza.

El prólogo a toda esa maquinaria de muerte, por la metodología utilizada, se desplegó una noche calurosa del 3 de diciembre de 2023, una semana antes de la asunción de las nuevas autoridades, cuando un adolescente hizo señas al ómnibus de la línea 116 que paró cerca de la esquina de Eva Perón y Cullen, en la zona oeste de Rosario.

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El chico que detuvo el ómnibus, que simulaba ser un pasajero, disparó contra el parabrisas del colectivo. Fueron varios tiros. El chofer quedó herido y trató de resguardarse al caminar hacia la parte de atrás del coche, que estaba casi vacío. La situación fue tan rápida y estremecedora que el ómnibus siguió andando sin conductor. Eran dos los sicarios que tenían esta misión. No sabían a quién estaban disparando, porque eso no importaba. Roldán murió de siete balazos.

El impacto que provocó la noticia de la muerte de Roldán generó un paro de los choferes de colectivos. Nadie entendía por qué habían asesinado al chofer, que nada tenía que ver con las tramas criminales. Era un trabajador que cumplía con su labor cotidiana.

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Los crímenes de los taxistas en marzo de 2024, generaron masivas manifestaciones de choferes en las calles de Rosario.

Los crímenes de los taxistas en marzo de 2024, generaron masivas manifestaciones de choferes en las calles de Rosario.

Los funcionarios del entorno de Pullaro, que aún no había asumido, observaron el tema con una fuerte preocupación. “Nos tiraron el primer muerto”, repetían. En esos días el ministro de Seguridad de Santa Fe era Claudio Brilloni, actual jefe de la Gendarmería nacional.

En el ómnibus, los peritos encontraron un papel con un mensaje desprolijo, escrito en birome. "Valen, dejá de hacerte cuidar por la policía", señalaba la nota que arrojaron los sicarios mientras Roldán agonizaba.

La nota se refería a Valentino Barjacoba, de 23 años, un sicario que trabajó para la banda de los Funes, un grupo criminal que tuvo su apogeo hace unos años. Este joven fue condenado el 5 de febrero pasado, a través de un juicio abreviado, a once años de cárcel. Su labor era la de sicario y vivía en el centro de Rosario, aunque a veces también atendía un mítico búnker que manejaban los Funes en Ayacucho al 4100, en el corazón de barrio de La Tablada.

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“Esta organización criminal procuró ocupar y dominar sectores y barrios de la ciudad de Rosario y excluir de allí a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas. Para llevar a cabo ese objetivo, los integrantes de la asociación cometieron diversos delitos, entre otros, homicidios, lesiones, robos, encubrimientos, amenazas, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego y venta ilegal de estupefacientes, siendo esta numeración meramente enumerativa y no taxativa”, resumieron en la Fiscalía Regional para hacer un perfil del funcionamiento del grupo que funcionó “al menos desde el 29 de septiembre de 2021”, y del que Barjacoba formaba parte.

El mensaje que dejaron en la escena del crimen del colectivero iba dirigido a este joven, que en ese momento estaba preso. Quien había ordenado el asesinato del chofer para dejar al descubierto a Barjacoba era otro recluso del mismo penal: Andy Benítez, otro sicario que estaba enrolado en una franquicia de Los Monos, capitaneada por Mauro Gerez, uno de los protagonistas de batallas infernales en la zona oeste de Rosario, que dejaron entre 2021 y 2023 casi un centenar de muertos.

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En marzo de 2024, un sicario baleó en la cabeza al playero de una estación de servicio Puma en Mendoza al 7600, zona oeste de Rosario.

En marzo de 2024, un sicario baleó en la cabeza al playero de una estación de servicio Puma en Mendoza al 7600, zona oeste de Rosario.

En la audiencia que se realizó esta semana, el fiscal Gastón Ávila imputó a Benítez como el autor intelectual del homicidio del chofer de la línea 116. Los autores materiales fueron dos menores de edad, convocados por Benítez desde la cárcel de Piñero. Gerez se encargó, de acuerdo a la acusación, de proveer los elementos necesarios para el asesinato en la zona oeste de Rosario, como las armas.

Benítez, a quien se lo podría definir como un cuadro secundario de esta organización criminal que tributaba a Los Monos, está acusado de matar a otras siete personas. Su historia criminal lo describe como un asesino cruel y despiadado, que no le importaba nada para lograr su objetivo, que era dominar una pequeña zona para la venta de drogas al menudeo. Los investigadores no descartan que la nómina de asesinatos sea más extensa. Este caso sirve para dimensionar cómo proliferaron la violencia y los homicidios en Rosario durante la última década y media, que llevaron a que esta ciudad alcanzara una tasa de 23 asesinatos cada 100.000 habitantes, cuatro veces más que la media nacional. En 2024, la violencia narco se descomprimió y los crímenes se redujeron un 65 por ciento.

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El 12 de noviembre de 2021, Andy Benítez ordenó asesinar a tres personas en una emboscada en un punto de venta de drogas en México al 1700, en la zona oeste de Rosario. El objetivo de los sicarios contratados por este preso era que debían matar a Maximiliano González, de 28 años. Mataron a todos los que estaban en la vereda ese día a las 20 horas. Murieron Aarón Aguirre y Fabricio Marequi, mientras que otra víctima sufrió lesiones graves.

El 29 de diciembre de ese año, otros dos sicarios, entre los que se encontraba un menor, ejecutaron en la calle a Vincenta Muñoz, una mujer de 46 años que vendía drogas en su casa, en Garzón al 100. El 25 de enero, Benítez tramó el crimen de un menor de 17 años y de chico de 15. El 16 de mayo de ese año, según se enumeró en la audiencia, este recluso alojado en el penal de Piñero ordenó asesinar a Mauro Fleita, quien –según los testimonios- nada tenía que ver con la trama criminal. En esa cuadra donde se produjo este crimen, en Felipe Moré al 600 bis, se produjeron tres homicidios en menos de un mes. La guerra entre Gerez, aliado a Los Monos, con Francisco Riquelme, preso actualmente en el penal de Ezeiza, asociado a Esteban Alvarado provocó una tragedia en los barrios de Empalme Graneros y Ludueña entre 2021 y 2023. La violencia extrema en esa región de la ciudad bajó, aunque en enero varios de los 19 homicidios que se produjeron tuvieron este territorio como escena del crimen.