La detención de Raffo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se concretó luego de que la Unidad de Crimen Organizado y Delitos Complejos de la Fiscalía de Rosario le pidiera el 28 de febrero pasado a la Policía de la Ciudad que realice tareas investigativas para encontrar a Raffo, que se sospechaba que se mantenía prófugo en esa CABA.
Agentes de la Policía de la Ciudad realizaron un relevamiento de cámaras públicas y privadas, se analizó información del llamado Anillo Digital y tras tareas de investigación, en 11 días se dio con el paradero de Raffo en Barracas, donde fue detenido en la vía pública, en avenida Regimiento de Patricios y Araoz de Lamadrid, y puesto a disposición de la justicia de Santa Fe.
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Raffo es uno de los personajes más oscuros de la Policía de Santa Fe, vinculado desde hace más de una década a la banda de Los Monos y a la barra de Newell’s. Era quien pasaba información privilegiada al clan Cantero, por lo que fue condenado en 2018 a 5 años y 10 meses por integrar una asociación ilícita y violación de secretos.
Al salir en libertad en 2019, Raffo reapareció como un fantasma en varias investigaciones, tanto a nivel provincial como en el fuero federal, por narcotráfico. Lo extraño es que durante los últimos años, este polinarco tuvo el apoyo del jefe de la Side en Rosario.
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Raffo es uno de los personajes más oscuros de la Policía de Santa Fe.
Esta trama, que tiene a Raffo como uno de los protagonistas, es oscura por donde se la mire, y reúne a varios elementos de una novela negra, donde se mezclan el narcotráfico, las complicidades y la corrupción. En agosto pasado, la Cámara de Apelaciones del fuero federal que rechazó la decisión que tomó el controvertido juez federal Marcelo Bailaque, que está siendo investigado, que ordenó la excarcelación del espía de la SIDE, acusado de “encubrimiento agravado”.
Se sospecha que el jefe de la SIDE de Rosario pasó información a Raffo para que pudiera fugarse, y se mantuvo prófugo hasta este martes, cuando fue detenido en el barrio de Barracas.
Lo que se investigó en esta causa es que Raffo tenía vínculo con el espía de 52 años, amante de las armas y la caza mayor, según se desprende de los peritajes a su teléfono. Según las fuentes, el agente de la SIDE vivía en una casa del narcopolicía.
Raffo fue siempre parte de Los Monos, pero además, fue filmado a bordo de un auto que pertenecía al exfiscal Mariano Ríos Artacho, que también tenía relación con el espía y renunció a su cargo. Lo extraño es que el exfiscal se presentó ante los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, que estaban a cargo de la unidad de Crimen Organizado.
Dijo que un “amigo” le había advertido que lo investigaba Procunar. Ese contacto, según se sospecha, era el agente de inteligencia, que antes también le habría soplado al narcopolicía Raffo que lo iban a detener.
Artacho alegó que vendió el auto en el que lo filmaron a Raffo a otro policía de nombre Álvaro Rosales –involucrado en un caso de abuso sexual– que es su amigo y argumentó desconocer qué hizo esta persona con el vehículo.
La desaparición de Raffo
En marzo de 2023 Raffo desapareció de los lugares que frecuentaba. Estaba previsto que cayera durante una cena en un galpón donde se reunían a comer asado policías veteranos, que allí guardaban armas y dinero.
Se encontró una caja fuerte. Cuando irrumpió la policía, los viejos comisarios se sorprendieron. La escena era grotesca: armas, dinero que no podían justificar y costillares a las brasas. Esa noche estaban todos, entre ellos, un exjefe de Drogas, un exsubjefe de la Policía de Rosario, entre otros, menos Raffo. ¿Cómo se había filtrado la información que lo iban a detener? Todo apuntó al espía de la SIDE.
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Raffo fue detenido en la vía pública y puesto a disposición de la justicia de Santa Fe.
Detrás de la investigación había otra trama espesa. El protagonista era Leandro “Pollo” Vinardi, jefe de la barra de Newell’s desde la cárcel y mano derecha del líder de Los Monos, que usaba como gerente en la hinchada y en las operaciones de tráfico de drogas a Guillermo “Chupa” Sosa. Pero la detención de este criminal dejó al descubierto, a través del contenido de su teléfono, un entretejido de corrupción entre ex policías vinculados con causas por narcotráfico, algunos condenados, y el agente de inteligencia que está preso actualmente después del fallo de la Cámara de Apelaciones de Rosario.
Esa investigación había arrancado tres años antes, cuando quedó bajo la lupa un grupo que se dedicaba a la distribución y venta de drogas en Granadero Baigorria y San Lorenzo, donde empezaron a producirse crímenes por órdenes de Cantero y Vinardi. Las influencias en la zona a nivel de fuerzas de seguridad las garantizaba el narcopolicía Raffo.
Un imputado arrepentido brindó a la investigación datos sobre quiénes continuaron con la actividad delictiva tras las detenciones de la banda encabezada por Cantero, lo que con el correr de los meses sumó al menos tres anónimos que acercaron datos sobre el complejo entramado del grupo.
Para los fiscales, Pollo Vinardi, Chupa Sosa, el ex policía Raffo y Karina “Chela” Marco cumplían roles decisivos con el aporte de otros eslabones, todos integrantes de tres clanes de la comunidad gitana, lo que le dio el apelativo Romaní a la operación.
Para los investigadores, Raffo era una especie de asesor y le daba información sobre los funcionarios políticos o policiales, incluso les refirió sobre un cambio de la cúpula policial en San Lorenzo y el Cordón Industrial. En una de las conversaciones, según publicó el diario El Ciudadano, Raffo dijo: “Hay buenas noticias para el norte. Se fueron todos los que estaban, viene gente nueva. Todos conocidos” a lo que Chupa le contestó “Ok. Hacéme hablar con ellos. Estoy perdiendo territorio”.
Los funcionarios recordaron que en una investigación provincial surgió que Raffo estaba vinculado además con dos funcionarios policiales del Cordón Industrial: Alejandro Franganillo, quien fue exjefe de Drogas Peligrosas y secretario de Seguridad de Granadero Baigorria, y Marcelo “Malevo” Mendoza, exsubjefe de la Unidad Regional II de Rosario. Estos personajes estaban en el galpón comiendo asado cuando fue allanado. Para los fiscales federales, el agente de inteligencia tenía conocimiento de la investigación y de quienes eran los sospechosos por lo que trató de eliminar la información y efectivamente no se pudo profundizar sobre Rios Artacho .
Del celular secuestrado al agente de la SIDE surgió que no sólo mantenía contacto con Raffo, cuyas comunicaciones fueron borradas en su mayoría, sino que tenían negocios como por ejemplo el alquiler de un inmueble.