A Marcos Díaz, exrugbier y valijero de bandas narco, se le estaba acabando. Estaba escondido en una casa rural, con pileta de natación, en un pueblo remoto de Entre Ríos, Strobel, cerca de Diamante. Estaba allí con su novia y tenía una persona allegada que lo ayudaba. Como no tenía auto, debía comprar sus alimentos y pedir que se los enviaran. Lo empezaron a ver.
En el pueblo comenzó a hablarse de lo extraño que era ese tipo que vivía en esa casa en las afueras de Strobel. Un llamado anónimo avisó al fiscal de Procunar, Matías Scilabra, que inició una investigación y confirmó que los rumores que circulaban en la zona eran verdad. Allí estaba escondido el exrugbier Marcos Díaz, prófugo desde 2021, que nadie podía atrapar.
LEER MÁS ► Detuvieron en Entre Ríos a un rugbier prófugo por financiar a narcotraficantes
El fiscal montó un operativo sigiloso con la policía federal. Hicieron tareas de inteligencia y detuvieron a este exfowward de 41 años, un hombre que le gustaban las armas y los dólares.
marcos diaz casa donde se escondía.jpg
Díaz se ocultaba en un paraje rural entre las localidades entrerrianas de Strobel y Aldea Protestante.
El 31 de diciembre pasado, AIRE publicó que era extraño el caso de Díaz, porque tenía pedido de captura y nadie lo podía atrapar. Este hombre que jugaba en Plaza Jewell, un club tradicional de rugby de Rosario, y era quien proveía de dólares, que adquiría en Buenos Aires, a la banda del narco peruano Julio Rodríguez Granthon, actualmente preso en el penal de Ezeiza.
En esta causa, el financista Gustavo Shahanan —extitular de Terminal Puerto Rosario—, condenado a siete años en la misma causa por la que está prófugo Díaz, está tras las rejas, en un calabozo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), cerca del aeropuerto Islas Malvinas.
Hasta principios de diciembre pasado, Shanahan había estado detenido en prisión domiciliaria. En septiembre, el fiscal federal Federico Reynares Solari pidió que se revoque esa condición y vaya a una prisión. El juez federal Mario Gambacorta, que integra el Tribunal Oral Federal Nº3, avaló ese pedido. La defensa del financista apeló a la Cámara de Casación Penal, pero no tuvo éxito. Tras este revés judicial, el hombre que manejó millones de dólares en inversiones y maniobras financieras en Rosario —muchas de ellas terminaron en un desastre con cientos de damnificados— armó un bolsito con ropa y fue trasladado a un calabozo.
Financista condenado por proveer dólares a los narcos
No hay antecedentes de que un financista condenado como Shanahan de proveer dólares a una banda narco esté en prisión. Este hombre de 68 años fue condenado en diciembre de 2023 a siete años de prisión. Lo inédito de esta investigación impulsada por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) fue que Shanahan fue considerado parte de la organización narco. No fue imputado por lavado de dinero, sino que se consideró que los dólares que supuestamente cambiaba a la banda de Granthon eran vitales para el funcionamiento del grupo criminal.
Gustavo Shanahan.jpg
Gustavo Shahanan, extitular de Terminal Puerto Rosario.
En la presentación que hizo el equipo encabezado por el abogado Iván Hernández Larguía, que ejerce la defensa técnica de Shanahan, insistieron ante la Cámara de Casación Penal, como lo hicieron en los alegatos del juicio, que no hay evidencias que unan al financista con la banda de Granthon, que vendía cocaína en Villa Banana.
Según esa mirada, era Marcos Díaz el que proveía de dólares a esa organización criminal. Shanahan tenía contacto con el rugbier porque adquiría “verdes” que traía de Buenos Aires para surtir la cueva financiera que tenía en calle España y Rioja. “No hay ninguna comunicación entre Shanahan y los narcos”, aseguró Hernández Larguía en diálogo con AIRE.
LEER MÁS ► La historia del financista que pasó la Navidad tras las rejas
En el fallo de Casación se reprodujo una de las pocas declaraciones que hizo Shanahan en este proceso judicial, cuando fue indagado. “Quiero decir que en primer lugar de todas las personas que se me nombran, únicamente conozco a Marcos Díaz que he mantenido alguna relación comercial con él, sabiendo que él era representante de cobranzas en una empresa que no recuerdo el nombre (creo que se dedicaba a lácteos). Yo lo conozco de nombre del mundo financiero por el Grupo Carey, él se independizó y además lo conozco del mundo del rugby porque jugaba en Plaza. Mi trato con él era aproximadamente una vez por mes o cada quince días, a veces ni hablaba directamente conmigo”, señaló Shanahan.
La mirada del fiscal Reynares Solari es diferente. En el juicio dijo que esta causa tuvo una dinámica especial porque llevó a que se investigara la “ruta del dinero” y que la pesquisa no quedó circunscrita fuera de los “bulevares” de Rosario, en los barrios “menos favorecidos”. Manifestó que había una “instancia de distribución barrial en calle Espinosa”, en Villa Banana, que se trataba de un “centro de procesamiento ilícito de material estupefaciente”, y que del teléfono celular de Alfonso Sebastián Sciortino se pudo determinar las personas y lugares de “distribución” y qué cantidad de dinero generaba en los “puntos de venta”. Dijo que la “novedad” de esta causa radicó en que se “siguió el dinero”, que nunca antes se había hecho.
La defensa del financista rosarino que manejó el puerto de Rosario planteó que en este caso hubo una “fuerte presión mediática” para demonizar a Shanahan. “Fue sometido a un escarnio público y a un linchamiento mediático mediante la publicación de más de 100 notas periodísticas en diferentes medios de comunicación”, señalaron, y agregaron que “en algunos pasajes del juicio, la fiscalía se refirió al debate como el Juicio Shanahan”.
En el escrito sostuvieron que “la propia presión que se impuso la fiscalía al declarar mediáticamente previo al debate, le impidieron actuar objetivamente, cuando durante el juicio advirtieron que el personal que investigó, cometió serios errores interpretativos, a pesar de que su deber de objetividad le imponía admitir estos errores y solicitar, al igual que en el caso de Nestor Ciotti, la absolución de Shanahan por los delitos imputados”.
Shanahan cargó toda la responsabilidad en Marcos Díaz, que a diferencia de él que pasó las fiestas en un calabozo, está prófugo desde hace casi cuatro años. Incluso, allegados al financista advirtieron que “anda tranquilamente por Rosario”.
“La prueba demostró que Marcos Díaz era quien tenía vínculo con los narcos y no Shanahan”, sostuvo Hernández Larguía, que planteó que “los interrogantes que realmente debían responderse, eran si Díaz necesitaba de Shanahan para guardar el dinero que recibía de los narcos de Villa Banana, y si el rugbier necesitaba del extitular del puerto de Rosario para convertir ese dinero en divisas”. La respuesta en ambos casos es no, según la defensa, que ahora apelará a la Corte Suprema de la Nación, tras el revés judicial que enfrentó Shanahan en diciembre, que lo llevó a abandonar su departamento en el centro de Rosario para pasar las fiestas en una celda en la sede de la PSA.