Los investigadores esperan el resultado de una prueba fundamental que dé certezas a la gran cantidad de evidencia reunida en la causa por el homicidio del profesor de danza.
Lucas Caraballo era oriundo de Paraná y le alquilaba un inmueble al imputado por su desaparición
La causa por la desaparición de Lucas Caraballo aguarda el resultado de un análisis fundamental para tener certeza total de que el cuerpo mutilado hallado en el río salado pertenece al profesor de danza, víctima de un crimen endilgado a un exagente penitenciario, identificado como Ever Pacheco.
Se trata de un análisis de ADN cotejado con muestras de la familia de Pacheco, que denunciaron su desaparición los primeros días de enero.
Esta prueba traerá la certeza necesaria en la causa, que cuenta con una profusa cantidad de evidencia que permite sostener que Lucas fue víctima de un homicidio perpetrado por Pacheco, quien desmembró el cuerpo y lo descartó en el río Salado.
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Los fiscales hicieron referencia a esta pericia en marco de la audiencia de prisión preventiva para el sospechoso Pacheco, donde además dieron a conocer la evidencia sobre la que sostienen la imputación.
Para los fiscales, el cuerpo mutilado que fue encontrado en un reservorio del río Salado, detrás del hipódromo de Santa Fe, es Lucas Caraballo. Hasta ahora las sospechas se fundamentan en los indicios colectados por los investigadores; la prueba clave para vincular el cuerpo con la identidad de Lucas es el examen de ADN que está realizando el laboratorio forense.
Los fiscales sostienen que el cuerpo hallado en el río salado es Lucas en base a una serie de indicios: el cuerpo fue hallado el 5 de enero, días antes de la denuncia de paradero, que fue realizada el 9 de enero; sin embargo, la última vez que la familia había tenido contacto con Lucas había sido en Navidad.
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Además, desde diciembre de 2024 los pedidos de paradero son tramitados por los fiscales de la Unidad de Homicidios: cuando se dio el hallazgo del cuerpo, al que le faltaban partes claves para identificarlo (las piezas dentarias, los brazos, una pierna y el rostro), estaba de turno la fiscal Ana Laura Gioria; cuando se realizó la denuncia por el pedido de paradero, estaba de turno el fiscal Carlos Lacuadra que ordenó una serie de medidas inmediatas, entre ellas el allanamiento en la casa de Lucas Caraballo que le alquilaba a Ever Pacheco.
Al realizar el allanamiento en el inmueble ubicado en Larguía al 8600, los investigadores conocieron a Pacheco, que residía con su pareja en la planta superior. Enseguida saltaron los antecedentes de Pacheco: en 2023 había sido condenado por amenazar a un inquilino con un machete para que le pague el alquiler por adelantado; además, los familiares advirtieron sobre un mensaje que recibieron el 26 de diciembre desde el celular de Lucas, que les avisaba que se iba a Buenos Aires.
Los allegados de Caraballo sostuvieron que era imposible que el joven no tuviera contacto con sus hermanas; aun así, los investigadores siguieron buscando a Lucas a través de impactos de antena y testimonios, pero sin resultados. Lucas había desaparecido.
Entonces, la Fiscalía tomó la decisión de investigar el caso como un homicidio, y lo relacionaron con el hallazgo del cuerpo mutilado en el río Salado.
Así, se realizó el segundo allanamiento en la propiedad que Pacheco le alquilaba a Caraballo: realizaron pruebas de luminol en el interior de la vivienda y los reactivos fueron positivos para la presencia de sangre humana.
Sin embargo, Pacheco no fue detenido por la desaparición de Lucas sino por un hecho de violencia de género: su pareja logró escaparse y pedir ayuda a la vecina de abajo, la nueva inquilina de la casa que antes alquilaba Lucas. Mientras la joven se escondió en el baño, la mujer llamó a la policía y Ever Pacheco fue detenido en el lugar.
La joven relató las agresiones sexuales, las amenazas y la violencia a la que era sometida por Pacheco, y en la audiencia los fiscales advirtieron que los hechos fueron cometidos en la vivienda de Larguia al 8600, lugar a donde Pacheco tenía prohibido volver, prohibición que había sido impuesta en la condena de 2023.
Al momento de concretar la imputación a Pacheco, los fiscales debían decidir si, además de los abusos y agresiones relatados por su pareja y que precipitaron su detención, le imputaban también el homicidio de Caraballo, o si aguardaban el resultado del análisis de ADN.
Sin embargo, ya contaban con una declaración reveladora: una vecina y amiga de Pacheco, que había compartido la cena de Nochebuena con él, y a la que le había contado el problema que tenía con Lucas porque no quería pagarle un adelanto del alquiler.
A esta testigo, Pacheco no sólo le dijo que “lo iba a matar” a Lucas, sino que volvió horas después y le dijo “ya está, lo maté”, y le pidió ayuda para deshacerse del cuerpo.
La mujer se negó a colaborar en esa infame tarea, y al poco tiempo vio salir a Pacheco de la casa con una valija y subir a un auto de alquiler. El resultado de ADN será la prueba concluyente para precisar que el cuerpo hallado en el río Salado pertenece a Lucas Caraballo.
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