Antes de perder el conocimiento, Altamirano alcanzó a susurrar “Fue Pablo”, en referencia a Pablo Calatayud, amigo y compañero de trabajo de la víctima. Tras asesinar al sereno, Calatayud le robó 300 mil pesos de su pensión por discapacidad y huyó del lugar.
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Gastón Altamirano fue asesinado de 20 puñaladas en un taller mecánico de Quilmes.
La primera pista clave para dar con el prófugo surgió el 31 de octubre, cuando durante una serie de allanamientos se secuestraron dos teléfonos celulares de Calatayud, quien aún seguía desaparecido.
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La suerte del presunto asesino cambió este martes, cuando efectivos de la Dirección Departamental de Investigaciones de Quilmes y de La Matanza lo encontraron oculto en la villa de emergencia “La Candela”, en Villa Luzuriaga. Tras su detención, Calatayud confesó el crimen, aunque alegó que mató a Altamirano debido a un estado de drogadicción, al confundirlo con el “pomberito”, una figura del folclore guaraní.
El caso quedó a cargo de la fiscal Ximena Santoro, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 7 del Departamento Judicial de Quilmes.