Esta mejora es aún más significativa en comparación con las jubilaciones y pensiones mínimas, que se vieron perjudicadas debido al congelamiento del bono de hasta $70.000.
Es el caso de los haberes de los jubilados docentes nacionales (+172,66 %), docentes universitarios (+131,38 %) y Luz y Fuerza (+209,2%) versus una inflación que se estima del 120%.
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En cambio, la jubilación mínima con bono tiene en el año un aumento del 105,1%. La PUAM (Pensión Universal al Adulto Mayor) con bono obtiene el 99%. Y las PNC (Pensiones No Contributivas) un incremento nominal del 95,1%.
En cambio, para quienes no percibieron bonos, el incremento es del 145,6% (por ejemplo, el haber máximo pasará de $ 711.346 a $ 1.746.854).
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La jubilación mínima con bono tiene en el año un aumento del 105,1%.
Estos diferentes porcentajes explican que nuevamente desde el Gobierno se busque reformar, entre otros, estos regímenes previsionales vinculados a los salarios, como se efectivizó con el cambio de la fórmula de movilidad del régimen general.
Además, desde el arranque de 2024 los haberes mínimos perdieron el reintegro del IVA por las compras con la tarjeta de débito sobre la cuenta bancaria donde cobran sus haberes. Y se redujeron los descuentos sobre los medicamentos del PAMI.
Como venimos explicando, aplicar la movilidad por inflación mejora inicialmente los haberes respecto a los salarios en los períodos de alta inflación y retroceso salarial. Pero si la inflación baja y se recupera la economía, los haberes evolucionarían por debajo de las anteriores fórmulas de movilidad, como sería el caso de la fórmula del anterior gobierno.
Así señala un Informe de la Fundación Mediterránea para quienes “cuando la inflación se desacelera y mejora el PBI, las fórmulas de movilidad usadas en el pasado generan mejoras en los haberes reales porque en estos casos los salarios y la recaudación tienden a ganarle a la inflación”.
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Por su parte, “en términos de gasto público se leería a la inversa. Manteniendo la actual ley de movilidad (la de AF) al inicio se ahorraría más en jubilaciones, pero a mediano y largo plazo se gastaría más. Claro que, si el escenario económico futuro resulta en algún momento en inflación creciente y PIB que cae, las anteriores conclusiones se invierten”.
Este año, en junio, por los tres meses previos, el ajuste por inflación otorgó mayores subas con relación a la fórmula anterior de Alberto Fernández, que ajustaba los haberes por la recaudación y salarios.
Pero por las mejoras posteriores de los ingresos impositivos y de los salarios, en septiembre la fórmula anterior hubiera arrojado una suba del 33,2% trimestral versus un 13,4% del ajuste solo por inflación. Y en diciembre correspondería una suba del 24,12% también por tres meses, contra un 10,7% efectivamente otorgado por IPC, según los cálculos de CEPA (Centro de Economía Política Argentina).
En previsión a estos resultados y con el objetivo de licuar el gasto previsional, como fue y está pasando, el Gobierno modificó la fórmula de movilidad
Qué pasará en 2025 con los haberes de los jubilados
Para 2025, en términos reales, los haberes se mantendrán sin cambios, absorbiendo y perpetuando las pérdidas de los últimos años porque seguirán ajustándose solo por inflación (con el bono congelado), ya que no está previsto ningún refuerzo por el crecimiento de la economía, de la recaudación o la mejora del salario real.
Además, el bono no se considera para el pago del aguinaldo ni recibe los aumentos por la movilidad.