Las jubilaciones están en el centro del escenario político: un retroceso de casi 12 años
Desde septiembre de 2013, las jubilaciones mínimas con bono cayeron un 36,3%, mientras que el resto se desplomaron un 49%.
El retroceso de los haberes de los jubilados no tiene atenuantes. Desde septiembre de 2013, las jubilaciones mínimas con bono cayeron un 36,3%, mientras que el resto se desplomaron un 49%.
La fórmula de ajuste por inflación perpetúa este enorme retroceso porque mantiene constante y de “por vida” el poder de compra de los haberes, que no tienen ningún incremento si crece la economía o mejoran los salarios.
La semana pasada, la Defensoría de la Tercera Edad informó que la canasta básica de un jubilado en la Argentina es de $ 1.200.523.
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Esta medición incluye gastos de vivienda como mantenimiento de un inmueble propio, alquiler y la vida de adultos mayores en pensiones. El rubro medicación contempla una variedad de medicamentos de diferentes patologías, considerando el descuento que se realiza en farmacias de acuerdo a la obra social del jubilado, según el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino.
En el rubro medicamentos incide que el PAMI amplió los remedios de venta libre (sin descuento) y redujo los porcentajes de descuento sobre los medicamentos recetados.
En tanto, con el pago de los haberes de marzo, en los primeros tres meses de este año las jubilaciones y pensiones tuvieron un incremento del 7,5%.
En enero recibieron el 2,43%, en febrero el 2,7% y en marzo una suba del 2,21%. Esos porcentajes corresponden a la inflación de los dos meses anteriores.
Ese incremento no es igual para todos: unos 5 millones de jubilados y pensionados recibieron aumentos menores, como pasó también en 2024. Por el congelamiento desde marzo 2024 del bono de hasta $ 70.000, el incremento del haber mínimo es del 5,9% (1,6 puntos menos).
Para los que perciben la PUAM (Pensión Universal al Adulto mayor), la suba se reduce al 5,6% (1,9 puntos menos). Y para las pensiones no contributivas el aumento es del 5,4% (2,1 puntos menos).
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Por otro lado, suena increíble, pero es así. Con la fórmula de movilidad anterior que el gobierno de Javier Milei modificó al inicio de su gestión, desde septiembre del año pasado, los haberes jubilatorios serían superiores a los que hoy están vigentes y que se ajustan por inflación.
La jubilación mínima en marzo 2025 es de $279.121,71, a lo que se suma un bono extraordinario de hasta $70.000, importe congelado desde marzo 2024.
Con la fórmula anterior, que ajustaba por salarios y recaudación tributaria que va a la seguridad social, el haber mínimo de marzo 2025 sería de $ 376.072 más el bono que, actualizado por la movilidad, rondaría los $ 160.000.
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El año pasado explicamos desde esta columna que aplicar la movilidad por inflación mejoraba inicialmente los haberes respecto a lo que ocurriría con la ley de movilidad de Alberto Fernández. Pero si la inflación bajaba y se recuperaba la economía, los haberes evolucionarían por debajo de lo que surgiría de la actual fórmula de movilidad.
Un informe de los especialistas Marcelo Capello y María Laura Caullo, de la Fundación Mediterránea, señala que “cuando la inflación se desacelera y mejora el PBI, las fórmulas de movilidad usadas en el pasado generan mejoras en los haberes reales porque en estos casos los salarios y la recaudación tienden a ganarle a la inflación”.
A su vez, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) decía que “lo más importante es que comenzar a actualizar por inflación frena la licuación, pero perpetúa las pérdidas acumuladas desde 2017”.
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