Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, el Índice de Precios al Consumidor registró, según los últimos datos del Indec, un salto del 144,4%. En tanto, en el segundo trimestre del 2024, la tasa de desocupación a nivel nacional se ubicó en el 7,6%.
De esta manera, se mantiene en el nivel más alto desde el 2021, con 1.088.000 desempleados en los 31 aglomerados relevados, que proyectados a todo el país representan más de 1.734.000 personas en esa crítica situación.
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En su última visita a Santa Fe, Rodríguez Enriquez alertó sobre la precarización laboral, los retrocesos en derechos y el avance de las ultraderechas, y señaló que el ajuste económico está profundizando aún más las desigualdades de género y precarizando la vida de las personas, especialmente de las mujeres.
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Corina Rodríguez Enriquez, reconocida economista.
En diálogo con AIRE, la economista feminista reflexionó: “Estamos viviendo una reversión de todos los progresos que habíamos logrado. Se cercenan derechos, se destruyen los medios para garantizar esos derechos y se ataca con violencia a las expresiones disidentes”,
En este sentido, afirma que ante el avance de las ultraderechas, es necesario reflexionar sobre las dinámicas que llevaron a esta situación, donde el malestar económico y la insatisfacción con las condiciones de vida de la gente se volvieron terreno fértil para la expansión de estas ideas.
Para Rodríguez Enriquez, la pérdida de poder adquisitivo, la inflación y la precarización del empleo fueron factores que alimentaron este descontento social. "La gente elige opciones políticas antisistema como un salto al vacío, sin medir los riesgos", asegura.
Un ajuste que empeora la vida cotidiana
Desde la economía feminista, una de las estrategias clave para enfrentar este contexto es la producción de evidencia que sustente los argumentos sobre los impactos negativos del ajuste.
Y sobre este punto la economista fue categórica: "No hay manera de que estas políticas salgan bien. Las políticas de ajuste siempre derivan en un empeoramiento de las condiciones de vida de las personas y en una profundización de las desigualdades".
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La producción de evidencia que sustente los argumentos sobre los impactos negativos del ajuste es clave.
Los indicadores laborales, dice, ya están mostrando esta tendencia. La tasa de desempleo femenino se ubica en torno al 9%, mientras que la de los hombres ronda el 7%. "Aumenta el trabajo por cuenta propia, muchas veces una estrategia de supervivencia, y la no registración en el empleo salarial sigue creciendo", detalla.
"La precarización laboral es evidente, y las mujeres están sobrerrepresentadas en las situaciones de mayor vulnerabilidad", afirma.
Otro de los retrocesos significativos es la brecha salarial de género, que sigue estancada. "La diferencia en los ingresos promedio entre hombres y mujeres está otra vez en el 27%”, señala, advirtiendo que la pobreza y la indigencia también están aumentando, especialmente entre los niños, niñas y adolescentes.
Reorganizarse para el control de daños
Ante este panorama, la pregunta es cómo reorganizar la lucha feminista. Rodríguez Enríquez apunta a la necesidad de hacer un "control de daños", especialmente a nivel provincial y local, donde aún es posible proteger algunos dispositivos que se han mantenido. “Las organizaciones de mujeres y feministas deben ocupar el lugar que el Estado ha dejado vacío, como lo han hecho tantas veces en la historia”, reflexiona.
La clave, según la economista, radica en fortalecer las organizaciones en los territorios y apelar a la creatividad para enfrentar las narrativas reaccionarias. “Es una disputa permanente. Las fuerzas reaccionarias siempre estuvieron ahí, pero los feminismos lograron doblegarlas. Hoy estamos en la situación inversa, pero debemos recuperar nuestra fuerza y volver a dar la pelea”.
El estallido que aún no llega
A pesar del deterioro de las condiciones de vida, no ha habido un estallido social masivo, algo que Rodríguez Enríquez atribuye a la habilidad del gobierno para mantener políticas de transferencias monetarias clave, como la Asignación Universal por Hijo o la Tarjeta Alimentar, que han ayudado a contener el malestar social.
“Además, la falta de liderazgos políticos que canalicen el descontento y la deslegitimación de las organizaciones sociales también han contribuido a que la situación no explote”, asegura la economista.
Sin embargo, Rodríguez Enríquez cree que la crisis es inevitable si no se toma un giro en las políticas actuales. “Este gobierno caerá por su propio peso, y lo que debemos esperar es que eso suceda con el menor nivel de violencia posible y con el menor impacto negativo en la vida de las personas”, concluye.
*Corina Rodríguez Enriquez es Lic. en Economía (UBA), Dra. en Ciencias Sociales (FLACSO), investigadora Adjunta del CONICET. Estuvo en la ciudad de Santa Fe donde participó de las VII Encuentro de Investigadorxs sobre Problemáticas de Género que se realizaron en la UNL. La organización del encuentro estuvo a cargo de un grupo de docentes-investigadoras de la FCE, que trabajan sobre problemáticas de género, liderado por la Dra. Prof. María Fernanda Pagura.
