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Con tres premios Oscar y un récord de doce nominaciones, Nicholson se consolidó como uno de los actores más destacados de la industria. Sin embargo, a pesar de su vasta trayectoria, el actor nunca dudó en reconocer a quien considera el mejor intérprete de la historia: Marlon Brando.
En una entrevista con Rolling Stone en 2004, Nicholson fue tajante al referirse a Brando como el actor más grande de todos los tiempos. "Lo digo en serio cuando digo que si no puedes apreciar a Brando, no sabría cómo hablar contigo", expresó con total convicción. "Si hay algo obvio en la vida, es esto. Otros actores no andan discutiendo quién es el mejor actor del mundo, porque es obvio: Marlon Brando lo es", añadió, dejando claro su enorme respeto y admiración por el icónico intérprete.
El amor de Nicholson por el talento de Brando se remonta a su juventud, cuando lo vio por primera vez en la película Salvaje (1953). La actuación revolucionaria de Marlon dejó una marca imborrable en él, convirtiéndolo en su modelo a seguir. "Cambió mi vida para siempre... No hay nadie antes ni después como Marlon Brando", confesó. Incluso llegó a compararlo con Picasso, describiéndolo como un genio que "desafió y transformó las reglas del arte".
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El sueño de Nicholson de compartir pantalla con su ídolo se hizo realidad en 1976, cuando ambos trabajaron juntos en la película The Missouri Breaks, dirigida por Arthur Penn. Para Nicholson, esta experiencia fue un privilegio único que le permitió observar de cerca el método de actuación de Brando, conocido por su naturalidad y capacidad para transmitir emociones complejas con una aparente sencillez. "Brando fue el principio y el fin de su propia revolución", destacó el actor, quien siempre admiró el enfoque innovador de Brando que redefinió la actuación en Hollywood.
La admiración de Nicholson por Brando trascendió la pantalla. Su relación de amistad fue tan estrecha que, años antes de la muerte de Brando, Nicholson compró una propiedad valorada en 20 millones de dólares en Mulholland Drive, en una zona conocida como “Bad Boys Drive” (la calle de los chicos malos), inspirada en figuras rebeldes de Hollywood como ellos. Esta cercanía hizo que la pérdida de su amigo fuera especialmente dolorosa para Nicholson, quien hasta el día de hoy recuerda con cariño a su ídolo.
"Marlon era un artista monumental, no había forma de seguir sus pasos. Realmente sacudió al mundo, y su influencia estará ahí para siempre", afirmó Nicholson con emoción. La relación entre ambos no solo fue un ejemplo de respeto profesional, sino también de una amistad profunda que marcó sus vidas.