Con una estructura narrativa en plano secuencia que potencia el realismo, Adolescencia pone sobre la mesa temas que, como señala la psicóloga Victoria Castro, ya estaban presentes, pero que ahora se amplifican por su exposición masiva en plataformas: el uso de redes sociales, el vínculo con los padres, el cuerpo, el bullying, la identidad y las nuevas formas de violencia.
Según Castro, vicepresidenta del Colegio de Psicólogos de Santa Fe, la serie funciona como un espejo de los adolescentes actuales: chicos que, atravesados por un entorno digital permanente, construyen su identidad entre la búsqueda de pertenencia y la ansiedad por una validación constante.
“La adolescencia, como la conocemos hoy, no existía en otras épocas. Es una etapa cultural, política, económica. Hoy los adolescentes transitan una transición compleja: dejan atrás lo familiar y comienzan a vincularse con él afuera, con todo lo que eso implica”, explica la profesional.
Además, Castro sostuvo que uno de los grandes aciertos de la miniserie es cómo retrata la violencia simbólica en los vínculos adolescentes. Sin caer en golpes bajos, muestra las tensiones de género, las imposiciones sociales y los mandatos que los jóvenes internalizan desde temprana edad.
“La serie también interpela cómo se vinculan los varones con las mujeres, cómo aparece la masculinidad hegemónica, cómo se naturaliza la violencia en los vínculos. Esos gestos, que parecen menores, tienen impacto en la construcción subjetiva de los adolescentes”, afirmó Castro.
Uno de los aportes más significativos de Adolescencia es que no se limita a retratar a los jóvenes, sino que expone los conflictos de los adultos.
“Estos adolescentes no surgen de la nada. Vienen de una infancia donde las pantallas ya eran parte de sus vínculos. Hay niños que aprendieron a calmarse con una tablet. Ahora, como adolescentes, construyen sus vínculos desde ese mismo lugar”, señaló Castro.
La clave, dice, es habilitar la palabra. Que los padres puedan acercarse sin invadir, que pregunten, que se interesen genuinamente. “Compartir una serie, una caminata, una comida. Eso también construye vínculo. Y ahí es donde la serie nos invita a reflexionar: ¿qué le está pasando a ese adolescente que está encerrado en su cuarto?”, se preguntó la profesional.
Finalmente, la psicóloga santafesina recomendó a los padres que, en una primera instancia, vean solos la serie, y luego, si lo consideran adecuado, la compartan con sus hijos. No como control, sino como una oportunidad para generar diálogo.