"El Espinal debería dejar de ser visto por los productores ganaderos, los de cría especialmente, como una limitante para generar carne vacuna de manera eficiente", afirmó Lucrecia Lezana, investigadora del INTA Paraná, en diálogo con AIRE Agro. Ella forma parte de un equipo interdisciplinario que trabaja en un proyecto de producción ganadera sustentable en este ambiente, considerado el primer eslabón de la cadena de comercialización de carne.
Innovación en la ganadería: el futuro sostenible en Entre Ríos
El Espinal abarca desde Corrientes hasta el sur de Buenos Aires, pasando por Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis y La Pampa. Es una extensa región fitogeográfica con una superficie de más de 31 millones de hectáreas, de las cuales 5,5 millones son bosques nativos, su vegetación incluye sabanas, estepas graminosas y especies como algarrobos, caldenes y ñandubay.
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La ecorregión del Espinal es una formación de bosques armados de espinas típicos de ambientes secos, alternada con sabanas, estepas de gramíneas y palmares, representa la herradura arbórea que ciñe al pastizal pampeano.
Sin embargo, la ganadería en esta región enfrenta desafíos particulares. "Con la aplicación de estrategias simples, como la gestión del pastoreo en función del balance forrajero del campo natural, se obtienen mejoras en los resultados económicos, con adopción de tecnologías de procesos", explicó Lezana. Actualmente, los índices reproductivos son bajos, pero con un manejo adecuado del pastoreo podrían mejorar significativamente.
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Cómo INTA impulsa la producción de carne sin afectar el ambiente
Desde 2022, el establecimiento productivo "El Carayá", ubicado en el centro-norte de Entre Ríos, lleva adelante un proyecto de ganadería sustentable en bosques nativos. Bajo el lema "producción ganadera sustentable en bosques nativos", este trabajo involucra a investigadores del INTA y a la empresa Las Taperitas S.A., con el objetivo de integrar la productividad con la conservación del ecosistema.
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"Hay un interés de conservación en el Área Natural Protegida de usos múltiples", destacó Sonia Canavelli, bióloga del Departamento de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA Paraná. Víctor Dopazo, coordinador de ganadería del proyecto, agregó que "El Carayá" cuenta con 12.450 hectáreas, de las cuales 5.000 están destinadas a la producción de terneros, mientras que 11.000 hectáreas corresponden a monte nativo.
"Desde la administración del campo vimos un deterioro en los números productivos ganaderos y en el pastizal. Por eso decidimos producir conservando y encontramos en este programa a los profesionales adecuados para desarrollar herramientas sostenibles", afirmó Dopazo.
Sustentabilidad y ganadería: la clave para el futuro en Entre Ríos
Uno de los principales desafíos en la ganadería del Espinal es la baja adopción de tecnologías de manejo. "Esto es importante porque tenemos ciclos ganaderos largos que dificultan la visualización del impacto de las prácticas y además falta información sobre la superficie accesible de pastoreo", explicó Lezana. La clave está en la implementación progresiva de tecnologías de procesos y de manejo, muchas de ellas de bajo costo, que pueden generar cambios significativos en la productividad por hectárea y por año.
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La investigadora resaltó que el forraje natural del Espinal puede sostener hasta el 50% del stock ganadero de Entre Ríos. Sin embargo, la degradación de los suelos por el cambio de uso de la tierra y el sobrepastoreo han reducido la receptividad de estos ecosistemas. En muchos establecimientos, la carga animal supera la capacidad del campo, y el consumo forrajero de las vacas de cría es inferior a sus necesidades, lo que reduce la productividad. "Es fundamental el trabajo con los productores para mejorar la comprensión del sistema y adoptar las tecnologías de manejo de pastoreo adecuadas", subrayó Lezana.
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"Controlando la asignación forrajera y la condición corporal, se puede planificar y ajustar el manejo", concluyó Lezana.
El desafío de producir carne de calidad cuidando el ambiente
El legendario investigador del INTA Paraná, Juan Manuel Pueyo, ha dedicado su carrera al estudio de la ganadería en montes nativos y sostiene que los mayores desafíos son climáticos. "Los registros de lluvias y temperaturas inciden directamente en la producción de forraje", afirmó. Además, destacó que la calidad nutritiva de los pastizales naturales es inferior a la de las forrajeras cultivadas, con niveles de digestibilidad in vitro de la materia orgánica entre 40% y 56%, y de proteína bruta entre 5% y 7%.
Sin embargo, Pueyo resaltó dos ventajas del pastizal natural: su bajo costo de alimentación y su estabilidad. "Presentan capacidad de recuperación, aun después de severas contingencias climáticas, como prolongadas sequías", aseguró. Además, recomendó que los productores midan la producción de forraje con metodologías simples, como el uso de jaulas de exclusión, lo que permite determinar la carga animal adecuada por hectárea.
Los investigadores del INTA coinciden en que la sustentabilidad en la ganadería del Espinal depende de la aplicación de tecnologías de proceso y manejo a largo plazo. "Controlando la asignación forrajera y la condición corporal, se puede planificar y ajustar el manejo", concluyó Lezana.
La combinación de investigación científica, tecnología aplicada y colaboración con los productores puede marcar la diferencia en el futuro de la ganadería del Espinal. La clave está en equilibrar productividad y conservación, asegurando un modelo sustentable que beneficie tanto al ambiente como al sector ganadero.