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Exportadores de carne en alerta: los factores que los ponen en riesgo

La industria frigorífica enfrenta una crisis debido a los altos costos en dólares y la pérdida de competitividad en el mercado internacional. En un frigorífico santafesino, la situación llevó a reducir la faena a cuatro días por semana y ajustar operaciones para minimizar pérdidas.

Cuando asumió, en su primer decreto Javier Milei dijo que estaba prohibido prohibir exportaciones. En el sector agropecuario, que soportó años de castigos por las intervenciones negativas de las diferentes autoridades nacionales, eso sonó a cantos de sirenas.

El impacto del dólar en las exportaciones de carne

El paso del tiempo demostró que para frenar el negocio exportador no hace falta poner un revólver encima de un escritorio, ni enviar inspectores a los mercados para amedrentar a los empresarios.

Con tan solo retrasar el tipo de cambio también se puede lograr un efecto similar al que generaron las políticas kirchneristas durante sus cuatro gestiones de gobierno. Es lo que está pasando este año con las ventas al extranjero de carne vacuna.

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En 2024 los embarques llegaron a niveles muy altos, superaron las 900.000 toneladas y significaron un récord en volumen para el país en 100 años.Pero los empresarios venían disimulando las dificultades de la actividad por el alto volumen de faena, parte de lo cual se destinó al mercado interno.

En el último tramo del año pasado, diferentes operadores ya alertaban sobre los problemas de rentabilidad que tenían las empresas.

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La intención de algunos industriales es bajar la incidencia de la mano de obra sobre el costo operativo de las plantas.

La intención de algunos industriales es bajar la incidencia de la mano de obra sobre el costo operativo de las plantas.

Dólar e inflación: el combo que asfixia a las exportaciones de carne

El presidente de FIFRA, Daniel Urcía, al inicio de este año advertía que el récord de faena no debía generar euforia. “La oferta ganadera no abunda y el resultado económico para la industria no es bueno”, dijo en un editorial de la cámara.

El industrial advertía por los precios internacionales en baja y los altos valores en dólares de la hacienda, “los más caros de toda la región”. Incluso adelantaba que las empresas se verían obligadas a implementar planes de reestructuración y reclamaba por la eliminación definitiva de los derechos de exportación.

Sucede que la descoordinación entre la devaluación administrada y la inflación mensual encareció todo en la economía argentina.

La hacienda tiene precios récord medidos en dólares. El ternero de invernada cuesta 3 dólares el kilo vivo. El mismo precio tiene la hacienda que va a la faena. A los frigoríficos, el kilo de novillo en gancho les cuesta 4,90 dólares cuando a las empresas uruguayas les cuesta 4,30 y a las brasileñas y paraguayas mucho menos. Así es imposible competir.

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Ese es solo uno de los costos del sector. Pero allí no se acaban los problemas. También se encareció la energía, por los aumentos de tarifas y de los combustibles.

En este contexto, al atrasarse el dólar respecto de la inflación, el ingreso por la venta de carne al extranjero se reduce. Lo mismo sucedía durante la gestión kirchnerista, cuando también se pisó al dólar, pero además se dibujó la inflación y se aplicaron derechos de exportación a las ventas al extranjero, más cupos que limitaban los volúmenes de embarque.

Esas restricciones se eliminaron, pero resta corregir las distorsiones que se generaron en este gobierno, además de eliminar las retenciones de 6,75% que todavía rigen en la venta al extranjero de cortes de novillos.

Frigoríficos ajustan su producción ante la presión de los precios

El gerente general de un frigorífico santafesino destacó esta semana que “la situación de la exportación es crítica”. En la empresa ahora se faena de lunes a jueves y se dejó de operar los viernes. También se achicó el ritmo de despostada.

En otras empresas, por caso en el frigorífico cordobés Logros, también se redujo la faena porque no se pueden convalidar los precios que tiene el mercado ganadero por los novillos. Lo que se busca es encontrar un nuevo punto de equilibrio para evitar mayores pérdidas. La intención es bajar la incidencia de la mano de obra sobre el costo operativo de las plantas.

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Los empresarios venían disimulando las dificultades de la actividad por el alto volumen de faena, parte de lo cual se destinó al mercado interno.

Los empresarios venían disimulando las dificultades de la actividad por el alto volumen de faena, parte de lo cual se destinó al mercado interno.

También en firmas exportadoras de la provincia de Buenos Aires reconocieron estar implementando planes de contingencia a la espera de que la situación cambie. Lo que sucedería solo si los precios de la carne a nivel mundial escalan a niveles más altos que los actuales, pero eso sería una ayuda solo temporal o coyuntural. En definitiva, se requiere que haya mejores condiciones de competitividad estructurales.

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Además, los empresarios creen que también se debe combatir la informalidad. Todos los exportadores están integrados con el consumo interno. Y las empresas consumeras que cumplen con la ley también se ven afectadas por la falta de controles.

Los frigoríficos buscan sobrevivir ante la suba de precios y costos

Vale decir que, ante situaciones de crisis como la que atraviesa la exportación, suelen florecer operadores que venden carne sin cumplir con las exigencias sanitarias, comerciales, impositivas y laborales. Es que la libertad no puede ser sinónimo de caos o anarquía.

Según Urcía, el costo de un frigorífico para faenar un animal en condiciones sanitarias adecuadas implica una dotación mínima de al menos 30 personas, con un costo laboral de $60 millones al mes. A eso hay que agregar otros $18 millones de pesos que se van en energía, más otros gastos generales como reparaciones o desmalezado. “En definitiva, se necesitan $78 millones al mes para cubrir los costos, sin contemplar rentabilidad alguna y amortizaciones”, alertó.

De tal forma, el costo de faena por kilogramo producido para los mataderos de menos de 500 animales al mes oscila entre $700 y $1.000, que deberían encarecer la media res. “En la calle, ese diferencial de precios no se ve sencillamente porque lo evaden”.

Esta semana se conocerán los datos sobre las exportaciones de carne vacuna de febrero y en el sector se descuenta que habrá una nueva caída interanual, que reflejará las condiciones del negocio mundial, pero sobre todo los problemas internos que generan las políticas nacionales.

A nivel global, la caída en la producción de Brasil y de Estados Unidos, dos grandes exportadores, está generando subas de precios, pero se trata de una situación coyuntural que no necesariamente alcanza para compensar los problemas internos de la actividad.