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Eficiencia bajo tierra: el riego que transforma la agricultura en Córdoba

Mediante el riego por goteo subterráneo, dos productores cordobeses aumentaron sus rendimientos y optimizaron el uso del agua. Una tecnología que se expande en la provincia con resultados alentadores.

El riego por goteo subterráneo está transformando la agricultura en Argentina. Esta tecnología surgió en Israel hace más de 50 años para cultivos intensivos y en la última década migró hacia los extensivos, sobre todo en regiones con limitaciones hídricas. En Córdoba, esta herramienta ya cubre más de 17.000 hectáreas.

"Es un sistema altamente eficiente porque evita pérdidas por evaporación o escorrentía y lleva agua directamente a las raíces, donde la planta absorbe los nutrientes", explicó Francisco Elorza, gerente general del Grupo Elorza, ubicado en la localidad de Ucacha, en el centro sur de la provincia.

Esta empresa familiar, miembro del grupo CREA Carnerillo, es pionera en la adopción de esta tecnología en la provincia. Con una superficie agrícola de 7.000 hectáreas, en 2017 comenzaron a implementar el riego por goteo enterrado en 170 hectáreas. Para 2024, sumaron otras 110 hectáreas. "En trigo, este año obtuvimos 3.000 kilos por hectárea en secano y 6.500 con riego. En maíz, las diferencias alcanzan el 50%, con potenciales de 170 quintales por hectárea", detalló.

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El sistema funciona mediante cintas enterradas a 35 o 40 centímetros de profundidad, con goteros autocompensados que mantienen un caudal constante. "Esto permite un uso más eficiente del agua y los nutrientes, especialmente durante el estado reproductivo de los cultivos", agregó Elorza. Además, el agua se filtra previamente para evitar obstrucciones y garantizar un funcionamiento óptimo.

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En el sistema que usa Boccolini las mangueras se entierran a 28-32 centímetros de profundidad para evitar pérdidas por evaporación y mejorar la absorción.

En el sistema que usa Boccolini las mangueras se entierran a 28-32 centímetros de profundidad para evitar pérdidas por evaporación y mejorar la absorción.

Adaptación a un clima desafiante

En el sur de Córdoba, Héctor Luca Boccolini, integrante del Grupo CREA Ranqueles, también adoptó esta tecnología. En su establecimiento de Coronel Baigorria, el riego subterráneo cubre 482 hectáreas, equivalente al 32% de su superficie agrícola. "En nuestra zona, el promedio anual de lluvias es de 700 milímetros, concentradas en verano. Además, los campos tienen pendientes pronunciadas que favorecen la escorrentía y la erosión", comentó.

Para enfrentar estos desafíos, la empresa combinó el riego subterráneo con terrazas y curvas de retención, que minimizan la escorrentía y maximizan la infiltración del agua de lluvia. “El riego complementa estas prácticas, llevando el agua directamente a las raíces", explicó Guillermo Pariani, responsable técnico de la empresa. Las mangueras se entierran a 28-32 centímetros de profundidad para evitar pérdidas por evaporación y mejorar la absorción.

Los números respaldan la eficacia del sistema. En la campaña 2022/23, el maíz de primera bajo riego rindió 16,36 toneladas por hectárea, casi el doble que en secano (8,9 toneladas). En soja, la diferencia también fue notable: 5,65 toneladas con riego frente a 3,11 en secano. "Estos incrementos, sumados a los precios altos de los commodities, generaron márgenes brutos superiores", destacó.

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Sin embargo, no todos los años son iguales. En la campaña 2023/24, las abundantes lluvias redujeron el diferencial de rendimiento. "El maíz de primera con riego obtuvo 16,4 toneladas, mientras que el secano llegó a 11,1. Además, los precios bajos de los commodities achicaron el margen bruto adicional", comentó. Estas variaciones resaltan la importancia de considerar tanto el clima como el contexto económico al evaluar la rentabilidad del riego.

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La inversión inicial del sistema adoptado por Boccolini ronda los 4.000 a 5.000 dólares por hectárea, aunque puede variar entre un 20% y un 30%, según el terreno y el diseño.

La inversión inicial del sistema adoptado por Boccolini ronda los 4.000 a 5.000 dólares por hectárea, aunque puede variar entre un 20% y un 30%, según el terreno y el diseño.

Inversión y rentabilidad

Para implementar un sistema de riego por goteo subterráneo, la inversión inicial ronda los 4.000 a 5.000 dólares por hectárea, aunque puede variar entre un 20% y un 30% según las condiciones del terreno y el diseño del sistema. "Además del equipamiento, hay que sumar semillas, fertilizantes y fitosanitarios acordes al potencial de rinde”, explicó Pariani.

Aun así, los productores destacan su potencial a largo plazo. "Si todas las campañas fueran como la 2022/23, con un diferencial de margen bruto de casi mil dólares, podríamos pagar la inversión en pocos años. Pero, con los datos de la 2023/24, el retorno se extendería", reconoció el ingeniero. En el caso del Grupo Elorza, la inversión ya está amortizada. "Hace seis años, lo financiamos con créditos en pesos y tasas favorables. Hoy, el sistema está pagado", afirma Elorza.

Además de mejorar los rendimientos, el riego por goteo subterráneo también contribuye a un uso más sostenible del agua. "En un contexto de cambio climático, esta tecnología es clave para asegurar la producción y cuidar el recurso hídrico", concluyó Pariani.