Aunque la situación no es tan extrema como la que se vive en el Chaco, donde algunos productores optaron por la destrucción de los lotes, en el departamento General Obligado el diagnóstico es “muy complicado”, dijo a AIRE el presidente de la Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera (APPA), Cristian Zorzón.
La sequía y el calor golpean al algodón en Santa Fe: qué esperar de la cosecha
La situación es variable, según la fecha de siembra. Los más tempranos tienen carga, pero los implantados entre noviembre y diciembre sufrieron el calor y ahora dependen de una segunda floración, con el riesgo que implica el período de carga con el otoño avanzado, previo a una cosecha en julio.
Zorzón indicó que en los lotes sembrados en octubre se proyectan rendimientos de 500 a 1.200kg por hectárea. Mientras aquellos implantados a mitad de campaña (primera quincena de noviembre), “están complicados, porque tuvieron una retención muy baja y van a un segundo ciclo”. Una tercera “categoría” la conforman aquellos cuadros sembrados hacia diciembre, que exhiben “un ciclo continuado” con bochas, flores y pimpollos en simultáneo.
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Lote destruido en Coronel Du Graty, Chaco. Gentileza: Agroperfiles
Los rindes proyectados, dijo el presidente de APPA, “son bajos” para la Zona Este, donde el promedio ronda los 1.700 kilos por hectárea. A su vez, son muy inferiores a los 1.600 a 1.800 kilos que en esta campaña se estiman como rinde de indiferencia (lo justo para pagar costos y “salir derecho”). “Así que son lotes de rendimiento malo”, remarcó.
Riesgo en la cosecha de algodón en Santa Fe: bajos rindes y clima adverso
A diferencia del Chaco, donde la destrucción de lotes responde a que no conviene apostar a una segunda floración porque demandaría mucha inversión en control de plagas sin seguridad de cosecha, en el Este algodonero santafesino sí esperarán el rebrote.
Pero Zorzón aclaró que con un gran riesgo climático, ya que el otoño suele ser húmedo, más fresco y con poca insolación, condiciones que perjudican la calidad de la fibra. “Todo lo que es el llenado de bochas se da en esos meses”, dijo, motivo por el cual “normalmente los segundos ciclos nunca fueron buenos”. Aunque aclaró que ayudaría a los productores en la ecuación económica.
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Lote en floración, con síntomas de estrés térmico y déficit hídrico, en el noreste del departamento Nueve de Julio. Foto: SEA
En su reporte semanal, el Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) hizo mención a la situación algodonera en el norte. “A los cultivares de algodón se los detectó en estados muy variables”, desde muy malos a buenos y algunos particulares, muy buenos. Es el efecto del estrés térmico e hídrico que soportaron, con mayor impacto en el norte de la región.
“Las plantaciones se observaron con menor desarrollo y altura, además se constataron abortos de las estructuras reproductivas, todo lo que afectaría los futuros rendimientos de la oleaginosa, que se encontró en etapas de floración, llenado de cápsulas y comienzo de apertura de las mismas, en los cultivares más adelantados”, precisó el informe.
Finalmente, se consigna que en los lotes tempranos la cosecha se iniciaría en un par de semanas. “Se evaluaron parcelas en mal estado, las que pasarían a un segundo ciclo, con todo lo que eso implicaría, pérdida de calidad de la fibra y menores rendimientos. Como así también, los riesgos por futuras heladas”, indicó el trabajo, a tono con las advertencia de Zorzón.